Última etapa en territorio español.
Desde Bellver de Cerdanya hasta la cabana dels Esparvers.
22 km.
Me sigue acompañando el buen tiempo, cosa rara en la zona de los Pirineos. En las cuatro etapas anteriores y en la de hoy, he disfrutado de unos día espléndidos. Es como si el sol se hubiera confabulado con mis deseos de disfrutar y gozar de este viaje, permitiéndome admirar la majestuosidad de estas montañas, la belleza de sus rincones...
En la etapa de hoy discrepo de la ruta que me marca la guía y la inicio por un camino diferente.
Según la guía que estoy siguiendo, tendría que salir de Bellver de Cerdanya en dirección a Prullans, más o menos en paralelo o cruzando de vez en cuando la carretera N-260. No lo puedo concretar puesto que no he seguido este camino.
Me fijé que en el mapa excursionista del Institut Cartogràfic de Catalunya, el tramo entre Bellver de Cerdanya y Coborriu de la Llosa, pasando por Prullans, Sotanut y Ardòvol, no forma parte del GR-107, que es el que he estado siguiendo hasta ahora.
No he encontrado explicación ni constancia del porqué se toma esa ruta en lugar del verdadero GR-107, que asciende por el Serrat de la Farga Vella, hasta Ordèn y Talltendre, y planea por el Serrat de Sobiró y la Serra de Santa Anna, hasta Coborriu de la Llosa.
Además, algunas personas del lugar a las que pregunté y algunos otros mapas que consulté, me confirmaron que el GR-107 es el que pasa por Ordèn y Talltendre, y no por Prullans...
No quisiera entrar en debates ni crear confusión, pero mi deseo es seguir este sendero de largo recorrido durante todo mi trayecto. Así pues, decido seguir el trazado del auténtico GR-107, a pesar de que resulta unos cuatro km más largo.
Como siempre, a primera hora y con el frescor de la mañana, cruzo el Segre a la salida de Bellver, e inicio camino tomando la carretera en dirección a Talltendre.
Pequeños y frágiles pueblos ante la majestuosidad de las altas montañas. |
Son nueve km por asfalto y tal vez podrían parecer aburridos. Pero resultó todo lo contrario.
Desde su inicio, el ascenso es muy notable, y en seguida empiezo a disfrutar de unas preciosas vistas sobre Bellver, los pueblos de los alrededores y la Cerdanya en general, con el Parc Natural del Cadí-Moixeró de telón de fondo.
Sensacional.
En poco más de un kilómetro llego a una masía abandonada, el Codolet. Tengo sobre mi cabeza el Serrat Rodó, con sus 1153m. Y el ascenso sigue siendo notable, sobretodo al rodear la Roca Punxent, con 1332m, y al acercarme a Ordèn, un diminuto pueblo de apenas media docena de casas pero con el encanto tan especial de estos pueblecitos de piedra y negros tejados.
El pequeño pueblo de Ordèn. |
Un par de km más y llego a Talltendre, otro pequeño núcleo de población, no más grande que el anterior. Aquí dejo de ascender, por el momento. Me encuentro a más de 1600m de altura y ahora inicio un suave planeo, con algún pequeño sube y baja y por pista forestal - por fin dejo el asfalto - de unos cuatro kilómetros, hasta Santa Anna.
Y desde aquí se inicia el descenso, hasta Coborriu de la Llosa y El Vilar, en la Vall de la Llosa.
El verdor de la abundante vegetación y el murmullo del agua del río de la Llosa son un buen atenuante del calor que está haciendo en las horas centrales del día.
Prados, avellanos y el río a pocos metros. |
Voy remontando el curso del río y llego a los prados de Cal Jan de la llosa. Esta es una masía particular, pero sus dueños ceden sus prados para poder montar la tienda de campaña y acampar. Incluso alquilan tiendas de campaña. No se dispone de ningún otro servicio que no sea el permiso para acampar. Nada más.
Pero no este mi destino de hoy.
Me quedan apenas seis kilómetros para llegar a la cabana dels Esparvers.
Sin dejar de remontar el curso del río de la Llosa, que ahora empieza a ascender y a mostrar su lado más salvaje a la vez que el más hermoso, me dispongo a rematar la etapa de hoy.
El paisaje ha cambiado notablemente. He ganado bastante altura y ahora estoy rodeada de bosques de pinos de montaña y de algunos prados en los que pacen rebaños de vacas.
El río se ha vuelto salvaje.
Entre grandes piedras , formando pequeños saltos, o a la carrera, deslizándose veloz sobre terreno rocalloso, me permite admirar un paisaje de alta montaña de gran belleza.
Parajes de gran belleza. |
Por fin llego al punto donde el GR-107 se cruza con el GR-11. Justo al atravesar el río por un puente de madera está el cruce. Hay que procurar no coger el camino equivocado, aunque creo que ni queriendo se puede uno equivocar. La señalización es perfecta. Y en muchos cruces, además de la clara indicación de GR-107, a los letreros indicadores les acompaña el símbolo del Camí dels Bons Homes.
Este cruce desemboca en un prado, y justo en este prado se encuentra la cabana dels Esparvers.
Es un refugio libre, una barraca de gruesas paredes de piedra, techada con tela asfáltica para evitar filtraciones por el agua o la nieve, y una curiosidad. Su techo se ha cubierto de tierra en la que crecen las mismas hierbas que en el prado, por lo que según de qué lado se venga, todo y sabiendo que está ahí, a veces resulta un poco difícil de ver.
La cabana dels Esparves. Un refugio singular, en un entorno encantador. |
El interior es obscuro, sólo dispone de una pequeña puerta, y es muy húmeda. Una tarima de madera permite dormir aislado del suelo. Tiene una chimenea y se puede encender fuego, cosa que no dudo en hacer esa noche. Por aquí el ambiente es frío y, además, esta misma noche hay tormenta y algo de lluvia, preludio de un domingo en el que según todas las previsiones, hay muchas posibilidades de que sea tormentoso y lluvioso.
Interior, con la tarima de madera. |
Esas predicciones son las que me han decidido a pasar el domingo en esta barraca.
Y no he fallado en mi decisión.
El paso hacia Francia debo hacerlo por la Portella Blanca d'Andorra, a más de 2500m de altura y sin ningún lugar donde guarecerme de una posible tormenta. Y en esta zona, las tormentas pueden ser imprevisibles, violentas y muy peligrosas.
Y digo que no he fallado porque a lo largo del domingo se producen las anunciadas tormentas, acompañadas de fuertes chubascos.
Excursionistas y montañeros conocedores de esta barraca, empiezan a llegar cuando se desata la tormenta. Llegamos a ser siete personas en su interior, esperando a que amainara la lluvia.
Por fortuna, tras la tormenta viene la calma. Y todas las previsiones apuntan a que la semana entrante tendría que ser estable...
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