Presentación del blog

¡Saludos a tod@s!

Como su mismo nombre indica, este blog está destinado a recoger, paso a paso, todas mis salida, excursiones, rutas y viajes. Siempre a pié. Pequeñas escapadas, visitas a pueblos, rutas cortas, largos recorridos... Pero siempre a pie.

Mi idea es dar a conocer y compartir con todos mis lectores esos maravillosos rincones que muchos desconocemos y pasamos por alto, cuando están ahí, muy cerca de nosotros. O no tan cerca...


sábado, 28 de febrero de 2015

SANT LLORENÇ DEL MUNT - Montcau - Cova Simanya - Els Òbits - Santa Agnès - Morral del Drac - La Mola

Ruta realizada el día 22 de febrero de 2015
Caminantes: los más osados e intrépidos Trotacamins
Recorrido: unos 18 km (los que subimos dos veces al Montcau)
Desnivel: unos 1.100 m (los que subimos dos veces al Montcau)
Los datos del recorrido y el desnivel son aproximados. Cuando revisé en casa el track del GPS me dí cuenta de que había un montón de ecos y rebotes. Creo que se volvió un poco loco, como su dueña....
Lo importante es que esta fue otra inolvidable salida con unos amigos estupendos.
Además, en esta ocasión se nos añadió Óliver, mi yerno.

Bueno.... No parece gran cosa....

Punto de inicio: en la carretera que va de Terrassa a Talamanta, en el Coll d'Estenalles, hay un buen párking y dejamos los coches.
Empieza la aventura! Lo primero que hacemos es ascender a la cima del Montcau. Un día espléndido nos sonrie, pero en las partes altas, el frío viento de tramuntana molesta bastante.
Subir a esta cima no es nada del otro mundo. Bueno..... hay que que trepar un poco, el último tramo ayudados con las manos.... es un "poquitiiiin" aéreo.... pero vale la pena. Las vistas son espectaculares.

Primer reto conseguido!!

Descendemos del Montcau y, llegados a Coll d'Eres, tomamos sendero hacia Cova Simanya.
En esta zona hay bastantes cuevas naturales que se pueden visitar. En la Simanya, tras trepar un poco hasta la entrada, grande y espaciosa, nos adentramos por unos estrechos pasadizos llenos de agua y fango, agachados hasta casi rozar el suelo, golpeándonos la cabeza al menor despiste, pero fascinados ante la gran belleza que se nos mostraba. Estalactitas, paredes tapizadas por capas de sedimentos que brillaban con las luces de nuestras linternas, pozas con aguas tan quietas y transparentes que era imposible verlas hasta que no metías el pié en ellas... y esa absoluta oscuridad al apagar las luces....

Desde el interior de Cova Simanya

Visitada esta cueva, Jose Maria, Julio y yo dejamos al grupo almorzando y decidimos explorar un poco y buscar la Cova de l'Àngel. Y la encontramos, claro. En esta, la subida hasta su entrada es un poco más complicada. La piedra está muy pulida (supongo que de tanto pisar la gente), y no hay casi espacios donde meter los dedos para agarrarse... Julio se queda abajo. Jose Maria y yo subimos.
Esta es mucho más pequeña que la otra, pero no le faltan encantos. También aquí hay que meterse en rincones y pasadizos, y enfocar las linternas a todos los rincones. Cuánta belleza! En esta viven un montón de arañas muy grandes, y un pequeño murciélago, que ni se inmuta con nuestra presencia...
Me pasaría horas admirando tanta belleza... Pero hay que regresar.
Nos reunimos con Julio y volvemos con los demás. Comemos un poco (creo que nos lo merecemos), y seguimos camino.
El siguiente punto es la Font Flàvia, Y un poco más adelante, els Òbits.

Este grifo me recuerda al de los lavaderos....

Se trata de un conjunto de cuevas naturales, en la base de los riscos, y que han sido habitadas desde muy antiguo. Muy posiblemente desde el neolítico.
Se han encontrado tumbas de la Edad Media y hay constancia de que fueron habitadas en los siglos XII y XIII. Se construyeron paredes y muros y sirvieron de refugio a personas y animales hasta hace poco más de un siglo, en que fueron abandonadas definitivamente.

Els Òbits

También aquí hacemos una buena parada y curioseamos por todos los rincones. Vale la pena.
Llegamos de nuevo al camino principal y tras un breve descanso seguimos.
Volvemos a nuestra ruta y ahora toca visitar un antiguo convento (en ruinas), Santa Agnès.
Vaya con el sitio que eligieron las monjitas para vivir (si es que lo eligieron ellas...).
Para acceder a este lugar hay que descender unos 150 metros en fuerte pendiente, por un canal. A medio camino ya muchos temblamos sólo de pensar en la subida...
Pero nada más llegar y verlo se nos quitan las preocupaciones.

Convento de Santa Agnès ( Lo que queda de él...)

Sólo queda parte de lo que fue el convento. Pero de nuevo lo que más nos fascina es una cueva natural, en la que el agua con los sedimentos ha ido formando una serie de piscinas de gran belleza. Y como no podía ser de otra manera... A investigar, por una especie de pasillo que pronto nos hizo arrastrarnos por el suelo, hasta llegar a la boca de la mina. (Por ahí ya no cabíamos... jejeje...)
Aquí sí  decidimos tomarnos nuestro tiempo y reponer fuerzas como Dios manda con una buena comida. Lo Íbamos a necesitar...

Su estado es deplorable...

Tras el deleite, la comida y las fotos... la subida! Bueno, tampoco no fue tan malo... Sólo es cuestión de coger un ritmo bien suave y.... un pié delante del otro....
Cosas peores he hecho......
Un poco de descanso y hacia un nuevo punto.
Otro lugar encantador, casi mágico, diría yo. Tal vez por la leyenda que se esconde en ese sitio....
El Morral del Drac.
Por un sendero llegamos a una especie de peñasco con una curiosa apertura central y otra en un lateral. El acceso a su interior es un poco complicado si se padece vértigo. Pero las vistas són fantásticas.
Un sitio perfecto para un contraluz

Si queréis conocer la leyenda, clic  AQUÍ LA LLEGENDA


Ya queda poco para llegar a la cima de La Mola. Un kilómetro escaso, eso sí, en fuerte ascenso. Este es el punto más alto de toda la salida, con sus 1056 metros.


Bueno, lo hemos conseguido. Pero aquí encontramos de nuevo a nuestro fiel amigo el molesto y frío viento, y el bar lleno hasta los topes... Decidimos dar media vuelta e iniciar el regreso lo antes posible. También hay que calcular el tiempo que nos queda para llegar a los coches. Las tardes aún son cortas...
El camino de regreso es como un paseo. Ahora toca descender (salvo pequeñas excepciones).

El regreso se nos hace plácido y tranquilo...

Caminamos contentos y encantados por todo lo que hemos visto y vivido. Tanto que....
Aún faltaba la guinda del pastel.... Aunque sólo fuimos cinco los que hicimos la locura de volver a subir al Montcau...
Porqué?? Creo que porque somos así, porque no desaprovechamos nada que nos pueda dar un chute de placer. Y fue un verdadero placer volver a llegar a la cima del Montcau, ahora justo en el momento en que el sol empezaba a teñirlo todo de dorados colores, a punto de iniciar su puesta justo por detrás de Montserrat...

Los dorados rayos del sol poniente ofrecen esta calidez.

No hay palabras....
El descenso fue rápido, pero disfrutando de cada segundo del espectáculo que nos ofrecían las luces del atardecer....
Acabamos un poco cansados, no lo niego, pero por mi parte lo volvería a hacer mañana mismo....
Una salida que recomiendo a todos, incluso con niños. Sólo hay que evitar los puntos que cada uno considere complicados.

jueves, 19 de febrero de 2015

ROMANYÀ DE LA SELVA - Ruta Gegants del Bosc

Ruta realizada el día 7 de febrero de 2015
Recorrido: 3'6 km
Caminante: yo misma.

Esta es una preciosa ruta, muy corta y muy suave, apta para todos y para hacer con niños, pero que esconde rincones de gran belleza y nos permite descubrir una serie de elementos sorprendentes.
Es bien cierto que muchas veces tenemos auténticos tesoros muy cerca de nosotros que apenas conocemos...
El nombre de esta ruta ya es bastante sugerente de por sí. "Gegants del Bosc" - Gigantes del bosque -
No nos costará comprender que, mientras hacemos este corto recorrido, descubriremos una serie de elementos de grandes proporciones.
Dejamos el coche en un aparcamiento que hay en la entrada de Romanyà de la Selva. 


Romanyà de la Selva. Iglesia de Sant Martí.

Romanyà de la Selva es un pequeño núcleo de población que pertenece al término municipal de Santa Cristina d'Aro, en la comarca del Baix Empordà, Girona, y en el corazón de las Gavarres Marítimes.
Cruzamos la carretera y a los pocos metros encontramos la Creu de Romanyà.


La Creu de Romanyà.

Esta gran cruz fue diseñada por el arquitecto de Girona Félix de Azúa e inaugurada el año 1904. Es de estilo modernista y está situada junto a la antigua era de can Güitó. Mide unos siete metros de altura y alguno de sus bloques pesan más de una tonelada.
Durante la Guerra Civil, la cruz sufrió grandes desperfectos, y no se reconstruyó hasta finales de 1945, momento en el que se le añadió una imagen del Cristo del Sagrado Corazón con los signos de alfa y omega.
Seguimos por un sendero que nos queda a la derecha de la cruz, caminamos unos metros paralelos a la carretera, bordeamos un campo y nos adentramos en un bosque de pinos, hasta desembocar en un claro donde se encuentra el siguiente punto de interés: el Menhir de la Murtra.
Este menhir, de forma claramente faliforme, está datado entre el 3.000 y el 2.500 aC y tiene una altura de unos 2'5 metros.


Menhir de la Murtra

Seguimos el sendero y en pocos metros salimos de la pineda y nos encontramos de nuevo la carretera. 
Ahora tenemos dos opciones. Segur la carretera hacia la derecha unos metros (como si volviéramos a Romanyà), hasta un palo indicador en el lado izquierdo donde se inicia de nuevo el sendero, o simplemente cruzar la carretera, seguir de frente por un caminito que bordea un campo y a los pocos metros girar a la derecha con lo que nos topamos con el sendero que hemos de seguir.
Yo atajé y seguí de frente.
El sendero de la ruta Gegants del Bosc está bien señalizado, con paneles informativos en cada punto de interés y se adentra en un precioso bosque, resiguiendo durante parte del camino el trazado de una riera.
No tardamos en encontrar la Font del Prat. Esta fuente fue construida en 1899, el caño está en el centro de un gran muro y en el lado derecho hay una pequeña capilla con una imagen de la Virgen María.

La Font del Prat

La pila o abrevadero es de granito. Está situada en un gran claro, rodeada de gigantescos plataneros y una agrupación de rocas de gran tamaño, en un entorno donde todos los espacios y los elementos parecen ser de un mundo de gigantes. Empezamos a entender el nombre de esta ruta...
Seguimos por el sendero y en pocos minutos encontramos el Suro de l'Almeda, el alcornoque más grande de Catalunya, con una altura de 22 metros y una copa de 27'5 metros de diámetro. Un auténtico gigante...

El Suro Gran de l'Almeda

Un poco más adelante está el Suro Petit de l'Almeda. (Alcornoque pequeño de l'Almeda). Aunque pequeño, pequeño no es que sea.... se alza hasta los 15'8 metros y su copa mide unos 26 m de diámetro.
Para llegar al próximo punto, el Suro Xato (alcornoque chato), tomo un atajo. Justo pasado el árbol hay un hito (un montón de pequeñas piedras) que marcan el inicio de un sendero que gira hacia la izquierda. Pasamos sobre unas grandes piedras y no tardamos en encontrar de nuevo el sendero oficial, ahora mucho más ancho, convertido en pista forestal.
Lo sigo hacia la izquierda y encuentro el Suro Xato, el tercero de los alcornoques monumentales de esta zona que, con su altura de 14'5 metros y sus 30 metros de diámetro de copa, no tiene nada que envidiar a sus hermanos, visitados hace unos minutos.
Sigo por esta misma pista y un poco más adelante, siguiendo un confuso sendero a la derecha marcado con otro montón de piedras, llego al Paradolmen de Pedres Grosses.

Paradolmen de Pedres Grosses

Se trata de un monumento megalítico consistente en una cavidad natural entre grandes piedras utilizado como cámara funeraria. En algunos casos, los humanos modificaban un poco su estructura añadiendo algunas piedras más.
Regreso al camino principal y retrocedo un tramo, hasta llegar al punto por donde había llegado por el atajo desde los otros dos árboles gigantes. Sigo por el camino, y tras el segundo giro a la izquierda está la Cista de la Carretera de Calonge.

Cista de la Carretera de Calonge

Una cista es un lugar de enterramiento por inhumación y que corresponde al neolítico. Esta se encuentra un poco hundida en el terreno.
Un poco más adelante el sendero cruza la carretera y se adentra en un gran espacio abierto, con sitio para aparcar coches, algunos bancos de piedra y una explanada llena de grandes piedras y alcornoques de tamaño mediano. Al final de esta explanada está el dolmen Cova d'en Daina, uno de los más grandes, más completos y mejor conservados de toda la región.

Dolmen Cova d'en Daina


Impresionante

Se estima que pudo ser construido entre el 2.700 y el 2.200 aC
El monumento tiene 7'60 metros de largo, 1'70 de ancho y 1'50 de altura máxima.
El cròmlec, círculo de piedras que marca el perímetro del túmulo, mide 11 metros de diámetro y consta de 39 bloques de granito. Una auténtica maravilla...
Abandono el lugar por un sendero que nace en la parte trasera del dolmen, y vuelvo a la carretera, ahora ya en dirección a Romanyà.
Antes de regresar al pueblo, un vistazo al cementerio, por el que paso por delante, y en el que está enterrada la escritora catalana Mercé Rodoreda.
Junto a su tumba, visible desde el exterior del recinto, se ha levantado un busto en su memoria.

Tumba y busto de Mercé Rodoreda

Y ahora ya sí que sólo queda volver al pueblo y habré finalizado la ruta de hoy.
Al llegar a Romanyà, es una buena idea dar una vuelta por el pueblo, visitar la bonita iglesia de Sant Martí, admirar la belleza de algunas casas y masías y recorrer los 800 metros escasos que me separan de un impresionante mirador, el de las Mirandas. Desde este mirador tengo espectaculares vistas sobre la Ardenya con el Montseny al fondo, Platja d'Aro y Sant Feliu y toda la Vall d'Aro a mis pies. Impresionante.

La Vall d'Aro, l'Ardenya y al fondo el Montseny.
Vista desde el mirador de Les Mirandes.

En este mirador, un par de bancos y un panel con el que puedo situar con facilidad los elementos del paisaje que me rodea, me invitan a deleitarme unos minutos ante esta visión.
Tras un rato de contemplación, deshago el camino hasta el pueblo y llego al coche, a punto para volver a casa, con el recuerdo de todos esos monumentales elementos que he visitado.
Ha sido un paseo. Muy fácil, no muy larga (todo depende del tiempo que le dediquemos a cada punto), pero llena de un gran encanto.


martes, 17 de febrero de 2015

MORERA DE MONTSANT i els graus de Carabassal i dels Barrots

Ruta realizada el día 14 de febrero de 2015, con el equipo del Caminant per Catalunya.
Recorrido: unos 14'5 km
Dificulta: media.

Morera de Montsant

Debo decir que gran parte de la información que aporto me la proporcionó mi amigo y compañero de ruta Toni Llagostera. Excelente trabajo, Toni.
Para hacer la salida de hoy nos hemos trasladado a la provincia de Tarragona, a la serra del Montsant.
Reconozco que éste era un territorio completamente desconocido para mí, y que me he llevado una grata sorpresa al descubrir unos parajes excepcionales por su gran encanto, rincones de gran belleza y un territorio con muchas posibilidades para los que nos gusta practicar el senderismo.
El Montsant es un macizo montañoso situado en la comarca del Priorat, en el extremo sur-occidental de la Serrelada Prelitoral Catalana.
Es una sierra calcárea, con muchas similitudes con el aspecto del macizo de Montserrat. Cuenta con elevados riscos, de formas peculiares y que por su forma (y aplicando  un poco de imaginación), reciben nombres como els Tres Jurats, la Cadireta, el Cap de Mort, el Bisbe...
También me ha recordado el impactante aspecto visual de los riscos de Osona, o la Garrotxa. Bertí, Tavertet, el Far, Rupit, Pla d'Aiats....

Impresionantes riscos se levantan sobre nuestras cabezas

Una de las cosas que más me ha sorprendido es la majestuosidad y aparente inaccesibilidad de la Serra Major, que se eleva como un bloque abrupto y escarpado. Para acceder a ella hay que trepar por los graus (canales).
Los graus (o canales) son unos pasos naturales, muchas veces equipados por el hombre con escaleras, cuerdas o cadenas, que permiten superar estos imponentes acantilados. Y algunos de ellos son de gran dificultad, como los que pasamos nosotros.



Para iniciar la ruta de hoy salimos del pueblo de La Morera de Montsant por la carretera, en dirección  a Cornudella, hasta llegar a una piedra con una cruz de hierro, donde tomaremos un sendero hacia la izquierda.
Empezamos en suave ascenso y planeando, hasta llegar a los pies de los altos e imponente acantilados de la Serra Major. Las vistas sobre estos riscos son espléndidas.
En este ascenso pasamos por sitios con un encanto muy especial, como el Còdol Badat, un paso entre dos grandes bloques de roca que parecen haber sido separados por un golpe de hacha...

El pas del Còdol Badat

El camino empieza a ascender en fuerte pendiente a medida que nos vamos acercando al Grau del Carabassal.

El camino empieza a ascender.

Este es el primero de  los muchos tramos especiales y originales de la ruta de hoy. Su grado de dificultad es de muy elevado, y es preferible hacerlo de subida. De bajada puede resultar mucho más complicado.
Superamos el primer tramo, que no presenta excesiva complicación, y llegamos a la Cova Fumada o dels Fareus.

Cova Fumada

Subimos otro tramo de pared, ahora equipado con unos clavos de hierro, una fuerte pendiente, y nos encontramos con un paso muy estrecho entre las rocas, hasta la primera de las escaleras de hierro. Seguimos por un sendero bastante aéreo, hasta el segundo tramo equipado, ahora con dos escaleras de hierro, y un tramo más con clavos en la pared.

Un paso estrecho y complicado


Difícil, pero no imposible...

Y por fin llegamos a la cima. Las vistas son espléndidas.
Pasamos por un tramo encajado entre rocas lleno de espléndidos acebos, algunos en flor, y tomamos dirección a la Cova Santa, resiguiendo el borde del acantilado, pasando por debajo de la Roca de las Doce y junto a la Roca de las Cinco.

Impresionantes rincones.

Otra curiosidad. Estas dos rocas forman parte de una especie de gigantesco reloj solar formado por la Serra del Montsant. Desde hace siglos, los habitantes de La Morera del Montsant han utilizado las luces y las sombras que el sol proyecta en estas formaciones rocosas para saber la hora. Tal vez el reloj de sol más grande del mundo. Y como no podía ser de otro modo, algunas de esas rocas se han bautizado con el nombre de la hora que señalan.
Seguimos adelante y nos acercamos a visitar la Cova Santa o Cova del Montsant.

En el interior de la Cova Santa

Impresionante.
La entrada es un agujero amplio, en fuerte descenso y que por unos momentos se estrecha y nos obliga casi a arrastrarnos por el suelo.
Pero una vez dentro podemos visitar tres o cuatro grandes salas, con un recorrido de unos doscientos metros, finalizando en una profunda sima. Hemos podido disfrutar de los colores y formas de las paredes, suelo y techo, moldeados por la acción del agua a lo largo de millones de años, y la oscuridad y el silencio absolutos que hay en estos sitios.
Por desgracia, parece ser que el vandalismo de algunos de sus visitantes la ha dejado en un estado bastante deplorable. Casi todas sus estalactitas y estalagmitas han sido arrancadas. Una auténtica lástima....
Salimos de la cueva arrastrándonos, embarrados, pero encantados de poder visitar un sitio como este.
Ahora nos dirigimos a l'Abric i pla del Moloner.
Una serie de cuevas naturales que han sido trabajadas y adecuadas  para recoger y proteger los rebaños.
De aquí enfilamos hacia la Roca Corbatera, la cima más alta de la Serra del Montsant, con sus 1.163 metros.

Desde Roca Corbatera.

Las vistas desde este punto son excepcionales.
En un día claro se ven els Pirineus, les Muntanyes de Prades, els Ports, el Montsant, planes de Lleida, Aneto, Besiberris, Posets....
A pesar del fuerte viento, no podemos dejar de contemplar y admirar todos los detalles del extenso paisaje que se abre ante nuestros ojos.
El regreso lo hacemos por el Camí de Capçada, resiguiendo las cimas y las crestas de las montañas, en dirección al Grau dels Barrots, paso por el que descenderemos hacia el pueblo.

Por el Camí de Capçada.

El camino es aereo y ofrece muy buenas vistas.
El sendero deja de pasar por las crestas y empieza a descender.
A nuestros pies las paredes tienen una verticalidad sorprendente y parece imposible hacer el descenso por un sitio como aquel, pero...
Ya antes de llegar a este paso, hay tramos que tenemos que caminar casi a gatas, pues debemos pasar por debajo de algunas grandes rocas.

De nuevo se complica la cosa...

Se entra al grau por una zona muy aérea, pasando por el Balcó del Priorat
Empezamos el descenso, despacio y con cuidado, con tramos equipados para facilitar el descenso por algunos vertiginosos tramos.
Unos escalones de hierro bien seguros, como los de una vía ferrata y más abajo otro tramo con escalones de hierro, cuerdas, ganchos clavados en la pared y algunas encinas en las que poder apoyarnos, nos ayudan a descender hasta un impresionante y estrecho canal.

Ya estamos llegando a bajo.

Superado el descenso del Grau dels Barrots, continuamos descendiendo por un sendero muy bien señalizado que nos vuelve de regreso a La Morerade Montsant.

Un último vistazo al lugar por el que hemos caminado

La de hoy ha sido una impresionante ruta por unas tierras que no dejan indiferente al caminante.
Muy variada en cuanto a caminos, pasos y canales de bastante dificultad, trepadas en las rocas, una cueva, impresionantes vistas... Todo ello aliñado con excelente compañía. ¿Qué más se puede pedir?
Realmente genial...

lunes, 9 de febrero de 2015

TAVERTET - Puig de la Força - Riera de Balà - Lleixade Balà - Tavertet

Ruta realizada el día 8 de febrero de 2015
Recorrido: 11'3 km
Caminantes: Inés, Ana, Óliver y yo misma.

La niebla nos jugó una mala pasada...


Esta es una ruta preciosa, para disfrutar de excepcionales vistas y preciosos rincones. Siempre y cuando la niebla no nos juegue una mala pasada, como ayer.

Pero pudimos disfrutar de hermosos rincones...

Su grado de dificultad es moderada, por los desniveles acumulados. Pero muy, muy recomendable, con un mínimo de forma física.
De  nuevo metí la pata. Creo que nunca aprenderé. Cometí varios errores imperdonables.
Lo pasé mal, muy mal. Y mis hijas, ni os cuento. El susto fue tremendo.
Pero supe gestionar bien el problema, hallar una solución viable y llegar a buen puerto.
Os cuento.
Primer error: como ya me pasó en otra salida con mis hijas, no valoré lo suficiente el hecho de que una de ellas tiene asma y está en muy baja forma física. Acaba agotada, y hay momentos en que le resulta muy difícil seguir adelante.... (sorry...)
Segundo error: empezar a caminar a las diez de la mañana. Yo tenía programado empezar a las 9. En este tiempo las tardes aun son cortas. Y entre una cosa y otra, empezamos a las diez...
Tercer error: no gestioné bien la marcha durante el primer tramo de la ruta, en terreno llano, y nos entretuvimos mucho.
Cuarto error: no llevar encima un frontal o una linterna...

Creo que ya habréis entendido qué pasó.
¡Se nos hizo de noche cuando nos faltaba poco más de un kilómetro para llegar a Tavertet!
Y además, el camino transcurría por un sendero difícil de seguir y a través de espeso bosque.
A oscuras, sin ver el camino, a algo más de un kilómetro del pueblo y con mi hija que no podía con su alma... Reconozco que durante unos momentos me asusté un poco.
Por fortuna el sentido común se impuso...
Tenía un GPS en mis manos. Lo que tenía que hacer era buscar una vía de escape. Y encontré una carretera que pasaba a unos 800 metros de allí. Lo único que teníamos que hacer era ir rectos hacia esa carretera, guiados por el GPS. Claro que, eso, en terreno llano, es muy sencillo de hacer. Pero nosotros estábamos en una pared rocosa...
De la manera que pudimos seguimos adelante, en cuanto encontramos un canal lo trepamos como los monos casi a tientas,  cruzamos un bosque apartando ramas, zarzas y matojos, un prado y... ¡llegamos a la carretera!
Esa era la carretera de Tavertet y sólo había que seguirla. La sensación de alivio fue enorme. Tanto que, hasta llegar al coche no nos percatamos de que la ropa de abrigo aun la llevábamos en la mochila. Y eso que había cero grados de temperatura...
Por fortuna todo quedó en un susto y una lección para próximas salidas.

Ahora, paso a relatar la parte más agradable de esta salida.
Aparcamos en un gran párking que hay a la entrada del pueblo y en seguida nos ponemos en marcha.
Hace mucho frío y hay algo de nieve en las zonas que no toca el sol.

Coll de Malla, con nieve.

En seguida llegamos al coll de Malla y empezamos a bordear los impresionantes riscos por caminos y senderos.
Ya nos hemos dado cuenta de que hoy no es el mejor día para hacer este tipo de rutas.
Las zonas bajas están llenas de niebla y no hay vistas.
El pantano, los imponentes riscos que nos rodean, las montañas que se pierden en la lejanía,,, todo aparece difuminado y en algunos casos oculto y esquivo a nuestra mirada.

La niebla no nos deja ver con claridad las vistas.

Pero disfrutamos de lo lindo siguiendo el serpenteante caminito, a dos pasos del borde del risco...
Pasamos por delante de la casa del Castell y a pocos metros tomamos un desvío a la izquierda. Un sendero nos baja por una canal y llegamos hasta unas preciosas balmas (cuevas), formadas por impresionantes salientes de la roca.

Imponentes salientes de piedra formando grandes balmas.

Un poco más adelante llegamos al collet del Puig de la Força.

Fala añadir: "abstenerse personas con vértigo"

En este punto hay tres caminos.
El de la derecha desciende hacia la riera del Balá.
El del medio asciende hasta la cima del Puig de la Força.
Y el de la izquierda da la vuelta al Puig, por un estrecho sendero.
Empezamos siguiendo el de la izquierda, un estrecho sendero, en algunos puntos bastante aéreo (se han colocado cadenas para facilitar el paso en estos tramos complicados).
Abstenerse personas con vértigo. En un día claro, las vistas tienen que ser espectaculares, pero hoy la niebla sigue agarrada al fondo.

Un paso un poco difícil, equipado con cadenas.

Finalizada la vuelta y de nuevo en el cruce, ahora tomamos el que sube hasta la cima del Puig de la Força. Unos pocos metros de fuerte pendiente y llegamos a la cima. Hay que llegar hasta la punta, a la izquierda. En un día claro, tiene que ser espectacular...
Bajamos y ahora ya sí tomamos el sendero de la derecha. En fuerte pendiente nos baja hasta el borde del pantano, donde desemboca la riera del Balá. Llegamos hasta una pista forestal que rodea el pantano a apenas un par o tres de metros del agua. Seguimos esta pista, hacia la derecha, siguiendo el borde de esta riera, hasta un punto en que se estrecha y se puede cruzar.
Este es en rincón de impresionante belleza.

Sin palabras.....

Un precioso remanso de aguas tranquilas (al menos hoy sí lo estaban), grandes piedras y árboles de ribera reflejándose en el agua... Hay que verlo...
A partir de aquí iniciamos el ascenso. Un zigzagueante sendero, entre árboles y grandes piedras cubiertos de musgo, nos sube en fuerte pendiente hasta un cruce con un camino transversal.

Un sendero lleno de verdes musgos.

Hacia la izquierda, subiríamos hasta el peñasco del Morro de l'Abella. Pero a pesar de que las vistas desde este alto y afilado peñasco tienen que ser excepcionales, decidimos pasarlo por alto. Vamos justos de tiempo y la niebla sigue enturbiando todo el paisaje... Lo dejamos pendiente para la próxima visita a esta zona.


El Morro de l'Abella. Pero tendrá que esperar hasta la próxima....

Seguimos hacia la derecha, por un sendero que ahora planea y nos lleva a pasar por la Lleixa de Balá, Es una cornisa que que pasa por el medio de estos imponentes riscos, esquivando salientes o pasando por grandes balmas, pero sin ninguna dificultad especial.

El camino, por dentro de un espectacular saliente...

Al final de este sendero hay que descender un tramo por un pared rocosa, y para ello se han instalado un par de escaleras metálicas empotradas en la pared y una cuerda para el último tramo. No es nada difícil pasar por ahí, y a partir de ahí nos adentramos en un espeso bosque de boj y encina que nos tendría que llevar al Molí Bernat.
Pero ya no llegamos a él. Como ya he explicado, la noche se nos echó encima y tuvimos que cortar más o menos en este punto.
Esta ruta es fantástica. Cien por cien recomendable.
Os aseguro que la volveré a hacer, procurando que sea un día bien despejado...
A pesar del sobresalto final, esta ha sido una de las más espectaculares rutas que he hecho.
Me encanta esta zona.
Hasta la próxima!



martes, 3 de febrero de 2015

PONT DE VILOMARA - Tines de la vall del Flequer - Puig Gili - Balma Roja - Mas del Flequer - Ermita de Sant Pere de Oristrell.

Ruta realizada el día 31 de enero de 2015, con el equipo del Caminant per Catalunya.
Recorrido: 14,4 km de dificultad moderada.

Una nueva ruta, un nuevo programa de Caminant per Catalunya.

La de hoy ha sido una bonita ruta que nos ha permitido conocer las tinas (lagares) del valle del Flequer, su historia y sus características.
Nos hemos desplazado a la comarca del Bages, en el Parc Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac.
Entre los siglos XVIII y XIX, en Catalunya crecieron de forma extraordinaria las tierras dedicadas al cultivo de la viña. El motivo fue el aumento de la población y de la exportación de grandes cantidades de vino y aguardiente hacia el norte de Europa y América.
La aparición y propagación de la filoxera en Francia contribuyó a que aumentara la superficie dedicada al cultivo de viñas (más del 65% de la comarca del Bages), y permitió que durante unos años el precio del vino fuera muy alto.

Aunque no lo parezca, todas estas montañas eran viñas.
Ahora el bosque se ha adueñado de ellas.

Como que el terreno es muy escarpado, los caminos muy malos y las distancias a las diferentes masías  muy grandes, se construyeron estas enormes tinas en las mismas viñas pera evitar el traslado de las uvas y posibles malas fermentaciones, realizar la vendimia y hacer el vino en las mejores condiciones.
Se encuentran en grupos y pegadas a los margenes para aprovechar el desnivel, aunque también podemos encontrar algunas solas.
Una curiosidad:
Este hecho, la construcción de tantas tinas (lagares) y la obtención del vino en las mismas viñas, es un caso único en todo el mundo.
Estas tinas son unos grandes depósitos divididos en dos partes: la parte inferior, de piedra recubierta de cerámica, era el depósito donde se almacenaba el vino.
En la parte superior había una plataforma hecha con tablas de madera, un poco separadas, y una cuerda que colgaba del techo. Sobre las tablas se echaba la uva y se pisaba, agarrándose a la cuerda para mantener el equilibrio, y así se iba llenando el deposito inferior con el mosto que se colaba entre las tablas. Cuando el depósito estaba lleno, se precintaba y se dejaba fermentar.

Esta es la forma como se pisaba y obtenía el vino.

Estos depósitos se vaciaban por un orificio hecho en una piedra de la parte inferior denominado "boixa". Este curioso nombre proviene del hecho de que se solía utilizar un tapón de madera de boj (boix), para tapar este orificio.
Normalmente, la boixa estaba protegida por una barraca, anexa a la parte inferior del depósito, que servía también para proteger a la gente del mal tiempo y guardar los útiles y las herramientas.
Este auge se mantuvo hasta el 1879, año en que la filoxera atravesó los Pirineos y empezó a destruir las viñas por el Empordà.
A partir de ahí, a medida que iban muriendo las viñas, se iban abandonando las tierras, y el bosque empezó a adueñarse de ellas.

El bosque acabó por devorar las viñas y todas las construcciones.

Para hacer esta ruta nos trasladamos a la población de Pont de Vilomara, tomamos dirección a Rocafort y, a 4,2 km tomamos un desvío a la derecha señalizado como Oristrell. Allá mismo hay un párking y dejamos los coches.
Empezamos el recorrido siguiendo marcas verdes y blancas de sendero local y las primeras que encontramos son las Tines del Bleda.
Este es un conjunto de dos tinas con sus correspondientes barracas.

Tines del Bleda.

Parece ser que se ha hecho un buen trabajo de conservación y restauración. Paneles informativos nos permiten conocer mejor el uso y las características de estas construcciones.
En este primer grupo ya podemos apreciar con claridad el depósito, las tablas sobre las que se pisaba la uva, la cuerda a la que se agarraban para no caer y la barraca anexa en la parte inferior del depósito, con la "boixa"
Seguimos por el camino señalizado y no tardamos en llegar a las Tines del Tosques.

Tines del Tosques

Este es un conjunto de cuatro tinas adosadas y sus respectivas barracas. Espectacular.
Debo precisar que el hecho de que todos estos grupos de tines (lagares) se encuentren muy cerca del lecho de un torrente no es fortuito. Para la escrupulosa limpieza a que se debían someter estos depósitos antes de llenarlos con el mosto se necesitaba mucha agua y muy cercana...
Seguimos adelante, ahora por sendero, y a los pocos minutos, a pie de camino, encontramos un pequeño depósito excavado en el suelo, donde se hacía el "brou bordelés" o "caldo bordelés.
El brou bordelés era una mezcla de sulfato de cobre, cal y agua, y era empleado como fungicida, para luchar contra las enfermedades de las viñas.

Estamos llegando alas Tinas de l'Escudelleta.
Este es un espectacular conjunto de tinas en diferentes grupos.
Primero nos encontramos con una tina sola, con su barraca.

Tines de l'Escudelleta

Un poco más adelante, un conjunto de tres tinas cada uno con una curiosidad: algunas de las tinas tienen su entrada dentro de una barraca, en la parte superior. En la parte inferior de las tinas están las barracas que protegen las "boixas".
Y un poco más adelante, otro grupo de cuatro tinas con sus correspondientes barracas.
Disfrutamos como niños entrando y saliendo de las barracas y explorando todos los rincones de estas magníficas construcciones.
Tines de l'Escudelleta

Aún nos queda por ver las tinas de Ricardo, un conjunto de seis tinas y dos barracas, junto al lecho del torrente. A una de estas tinas le falta la parte superior y nos permite apreciar (incluso tocar) la pared interior del depósito recubierto de cerámica.

Tines d'en Ricardo

Este es un buen punto para pararnos a comer un poco y recuperar fuerzas.  Aun queda mucho de la ruta programada.
Para que no sea sólo ver las tinas, en lugar de dirigirnos directamente al Mas Flequer, dejamos el sendero local y nos dirigimos hacia la Serra del Puig Gili, por un sendero por el que vamos ascendiendo, suavemente en un principio y luego en fuerte pendiente hasta llegar a arriba.
El esfuerzo se ve premiado con unas espectaculares vistas del Bages, Pirineos y del macizo de Montserrat.

Espectacular vista de Montserrat

Manresa


Llegamos a la parte más alta y tomamos una pista a la derecha, ahora en descenso, hasta llegar a la Balma Roja. Aquí podemos ver un conjunto de tinas y barracas que se han construido aprovechando un gran saliente natural de la roca.

Balma Roja


Balma Roja


Nos ha costado un buen esfuerzo subir al Puig Gili y llegar a este sitio. Pero por descontado que merece la pena.
Después de un buen rato de curiosear por ahí, no queda más remedio que deshacer el camino hasta llegar de nuevo a la pista que conduce a la masía de ca'l Flequer.  
Y como todo lo que sube baja.... pues eso.... Ahora toca recorrer el sendero en fuerte pendiente descendente.
Ahora ya sí tomamos dirección a la masía de ca'l Flequer. Esta masía no está habitada, y su estado y el de las tres tinas que tiene adosadas empieza a ser un poco precario. Le haría falta una buena restauración...

La masía de ca'l Flequer

Dedicamos un rato a intentar encontrar la Font Freda, que según el GPS no puede estar muy lejos de la masía.
¡Bingo! Encontramos la fuente y los restos de un gran depósito cuadrado, clara evidencia de la preocupación por abastecer la masía de agua potable.
Tomamos un sendero que de nuevo asciende en fuerte pendiente y luego por pista forestal, hasta la ermita de Sant Pere de Oristrell.

Sant Pere d'Oristrell

Una breve pausa antes de seguir nos permite admirar una potente tormenta que se está desatando sobre Ripoll y alrededores. Decidimos no retrasarnos, el tiempo amenaza lluvia, y pasamos por el mas Oristrell y de aquí en pocos momentos, llegamos a los coches.


Estas nubes no presagian nada bueno.

Volvemos al pueblo Pont de Vilomara. No podemos marchar sin visitar el famoso puente románico y tomar las últimas fotos. Es una auténtica maravilla.

Vista del puente y el pueblo.

Y los amenazadores nubarrones siguen creciendo y ganando en extensión. Se dejan oír los truenos y empiezan a caer gotas.
Al final nos va de un pelo. Está lloviendo con ganas en el sitio por donde hemos caminado hoy.
Y de regalo... Un precioso arco iris.
Un día fantástico.