Caminantes: Ana Rodriguez y yo.
Recorrido total de la ruta: unos 25 km en dos etapas.
Segunda etapa: 15'5 km
Durante toda la noche ha soplado viento, a ratos con ráfagas bastante fuertes.
Y por la mañana sigue soplando.
Nos despertamos con las primeras luces del día, recogemos los sacos y nos ponemos en marcha.
Los primeros rayos del sol tiñen de anaranjado las cimas más altas y dan al paisaje un toque de gran belleza.
Espectacular belleza, con los primeros rayos del sol. |
Seguimos en descenso, bordeando la riera (ya convertida en auténtico río) de Carançà.
El terreno es herbado, con extensos prados y grupos de vacas pastando tranquilamente.
No tardamos en llegar al refugio Ras de Carançà, donde aprovechamos para hacer una pausa y tomar un merecido y reconfortante café con leche.
Refugio de Ras de Carançà. |
También aquí nos abastecemos de agua de una fuente que hay junto a la entrada.
Seguimos camino, descendiendo en dirección a las Gorges de Carançà, alternando bosques y prados de alta hierba.
Bosques, prados y rincones casi mágicos. |
El sendero es muy fácil de seguir y no tiene pérdida. Seguimos el curso del río, que poco a poco va creciendo y aumentando la bravura de sus aguas.
Siempre en descenso, dejamos los predos y empezamos a adentrarnos en espectaculares bosques de ribera, donde no faltan los avellanos, los musgos, los helechos.... Una gozada!
Rodeadas de exuberantes bosques de ribera. |
Lo más destacable de este tramo es que nos hace pasar por camino muy rocoso y que nos obliga a extremar las precauciones para no resbalar o torcernos un pie.
Inicio de las primeras pasarelas. |
Y aquí empieza la auténtica aventura.
Espectaculares puentes colgantes. |
El valle se ha convertido en una profunda garganta que impide el paso a ras del agua, por lo que se ha construido todo un sistema de pasarelas metálicas y puentes colgantes, alternando con algunos tramos que se pueden recorrer junto al río, y que hacen las delicias de todos aquellos que visitan este lugar.
Genial para poder disfrutar de la belleza de este entorno. |
No obstante debo hacer una aclaración:
Las pasarelas son muy estrechas, unos dos palmos de ancho (es casi imposible cruzarse dos personas), aunque disponen de cables de vida a los que poder sujetarse. Y su altura en algunos tramos es considerable.
Y los puentes colgantes ofrecen un fuerte balanceo a nuestro paso (su anchura es la misma que las pasarelas)
Con ello no quiero desanimar a nadie, pero las personas aprensivas a este tipo de situaciones o con vértigo, pueden pasarlo realmente fatal.
Es un sitio realmente espectacular.
Espectacular bravura.... |
La arrolladora fuerza del agua, formando espectaculares saltos y preciosas pozas, se mezcla con una exuberante vegetación que convierte todo este entorno en un auténtico paraíso.
Sobran las palabras.... |
Una vez finalizadas las pasarelas, llegamos a otro espectacular tramo del camino.
Encontramos un cruce con dos opciones y nosotras seguimos el de la izquierda, que nos indica "Thues, par corniche"
Seguimos el camino por un precioso bosque, llegamos junto al lecho del río y de nuevo más pasarelas, que desembocan en un sendero excavado en la roca.
El camino de la cornisa. |
Este es en camino artificial de espectacular belleza, excavado en la rocas y rodeando grandes riscos.
Este es otro punto a tener en cuenta para personas con vértigo.
A pesar de ser seguro y disponer en todo momento de un cable de vida, es bastante estrecho y llega a tener una espectacular altura.
El cable da seguridad para pasar por el estrecho camino. |
Desde este camino tenemos unas fantásticas vistas de toda la garganta, al fondo de la cual saltan las aguas del río Carançà.
Un paseo genial |
En la pared del frente vemos otro transitado camino que también desciende hasta Thuès, más suave pero sin las espléndidas vistas que hemos podido disfrutar nosotras.
Nos acercamos al final de la ruta.
Empezamos a ver la población de Thuès a nuestros pies, un típico pueblo de esta zona, con sus llamativos tejados a dos aguas de color negro.
Llegando al final de la ruta..... |
El sendero deja de planear e iniciamos un fuerte descenso por terreno muy rocoso, que nos dejará en pocos minutos en un gran párquing. Una amplia zona de pic-nic con servicios y un par de bares, nos ofrece un merecido descanso hasta la hora de tomar un autobús que no llevará a la Tour de Carol. En este sitio podremos coger un tren hasta Ribes de Freser, donde el día anterior habíamos dejado el coche.
Esta ha sido una ruta preciosa.
Durante estos dos día hemos disfrutado de entornos de espectacular belleza y de vivencias y sensaciones que no tienen precio. Un placer para todos los sentidos.
Como siempre digo, a levantar el cuerpo del sofá, y a caminar!!
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