Caminantes: los más osados e intrépidos Trotacamins
Recorrido: unos 18 km (los que subimos dos veces al Montcau)
Desnivel: unos 1.100 m (los que subimos dos veces al Montcau)
Los datos del recorrido y el desnivel son aproximados. Cuando revisé en casa el track del GPS me dí cuenta de que había un montón de ecos y rebotes. Creo que se volvió un poco loco, como su dueña....
Lo importante es que esta fue otra inolvidable salida con unos amigos estupendos.
Además, en esta ocasión se nos añadió Óliver, mi yerno.
Bueno.... No parece gran cosa.... |
Punto de inicio: en la carretera que va de Terrassa a Talamanta, en el Coll d'Estenalles, hay un buen párking y dejamos los coches.
Empieza la aventura! Lo primero que hacemos es ascender a la cima del Montcau. Un día espléndido nos sonrie, pero en las partes altas, el frío viento de tramuntana molesta bastante.
Subir a esta cima no es nada del otro mundo. Bueno..... hay que que trepar un poco, el último tramo ayudados con las manos.... es un "poquitiiiin" aéreo.... pero vale la pena. Las vistas son espectaculares.
Primer reto conseguido!! |
Descendemos del Montcau y, llegados a Coll d'Eres, tomamos sendero hacia Cova Simanya.
En esta zona hay bastantes cuevas naturales que se pueden visitar. En la Simanya, tras trepar un poco hasta la entrada, grande y espaciosa, nos adentramos por unos estrechos pasadizos llenos de agua y fango, agachados hasta casi rozar el suelo, golpeándonos la cabeza al menor despiste, pero fascinados ante la gran belleza que se nos mostraba. Estalactitas, paredes tapizadas por capas de sedimentos que brillaban con las luces de nuestras linternas, pozas con aguas tan quietas y transparentes que era imposible verlas hasta que no metías el pié en ellas... y esa absoluta oscuridad al apagar las luces....
Desde el interior de Cova Simanya |
Visitada esta cueva, Jose Maria, Julio y yo dejamos al grupo almorzando y decidimos explorar un poco y buscar la Cova de l'Àngel. Y la encontramos, claro. En esta, la subida hasta su entrada es un poco más complicada. La piedra está muy pulida (supongo que de tanto pisar la gente), y no hay casi espacios donde meter los dedos para agarrarse... Julio se queda abajo. Jose Maria y yo subimos.
Esta es mucho más pequeña que la otra, pero no le faltan encantos. También aquí hay que meterse en rincones y pasadizos, y enfocar las linternas a todos los rincones. Cuánta belleza! En esta viven un montón de arañas muy grandes, y un pequeño murciélago, que ni se inmuta con nuestra presencia...
Me pasaría horas admirando tanta belleza... Pero hay que regresar.
Nos reunimos con Julio y volvemos con los demás. Comemos un poco (creo que nos lo merecemos), y seguimos camino.
El siguiente punto es la Font Flàvia, Y un poco más adelante, els Òbits.
Este grifo me recuerda al de los lavaderos.... |
Se trata de un conjunto de cuevas naturales, en la base de los riscos, y que han sido habitadas desde muy antiguo. Muy posiblemente desde el neolítico.
Se han encontrado tumbas de la Edad Media y hay constancia de que fueron habitadas en los siglos XII y XIII. Se construyeron paredes y muros y sirvieron de refugio a personas y animales hasta hace poco más de un siglo, en que fueron abandonadas definitivamente.
Els Òbits |
También aquí hacemos una buena parada y curioseamos por todos los rincones. Vale la pena.
Llegamos de nuevo al camino principal y tras un breve descanso seguimos.
Volvemos a nuestra ruta y ahora toca visitar un antiguo convento (en ruinas), Santa Agnès.
Vaya con el sitio que eligieron las monjitas para vivir (si es que lo eligieron ellas...).
Para acceder a este lugar hay que descender unos 150 metros en fuerte pendiente, por un canal. A medio camino ya muchos temblamos sólo de pensar en la subida...
Pero nada más llegar y verlo se nos quitan las preocupaciones.
Convento de Santa Agnès ( Lo que queda de él...) |
Sólo queda parte de lo que fue el convento. Pero de nuevo lo que más nos fascina es una cueva natural, en la que el agua con los sedimentos ha ido formando una serie de piscinas de gran belleza. Y como no podía ser de otra manera... A investigar, por una especie de pasillo que pronto nos hizo arrastrarnos por el suelo, hasta llegar a la boca de la mina. (Por ahí ya no cabíamos... jejeje...)
Aquí sí decidimos tomarnos nuestro tiempo y reponer fuerzas como Dios manda con una buena comida. Lo Íbamos a necesitar...
Su estado es deplorable... |
Tras el deleite, la comida y las fotos... la subida! Bueno, tampoco no fue tan malo... Sólo es cuestión de coger un ritmo bien suave y.... un pié delante del otro....
Cosas peores he hecho......
Un poco de descanso y hacia un nuevo punto.
Otro lugar encantador, casi mágico, diría yo. Tal vez por la leyenda que se esconde en ese sitio....
El Morral del Drac.
Por un sendero llegamos a una especie de peñasco con una curiosa apertura central y otra en un lateral. El acceso a su interior es un poco complicado si se padece vértigo. Pero las vistas són fantásticas.
Un sitio perfecto para un contraluz |
Si queréis conocer la leyenda, clic AQUÍ LA LLEGENDA
Ya queda poco para llegar a la cima de La Mola. Un kilómetro escaso, eso sí, en fuerte ascenso. Este es el punto más alto de toda la salida, con sus 1056 metros.
Bueno, lo hemos conseguido. Pero aquí encontramos de nuevo a nuestro fiel amigo el molesto y frío viento, y el bar lleno hasta los topes... Decidimos dar media vuelta e iniciar el regreso lo antes posible. También hay que calcular el tiempo que nos queda para llegar a los coches. Las tardes aún son cortas...
El camino de regreso es como un paseo. Ahora toca descender (salvo pequeñas excepciones).
El regreso se nos hace plácido y tranquilo... |
Caminamos contentos y encantados por todo lo que hemos visto y vivido. Tanto que....
Aún faltaba la guinda del pastel.... Aunque sólo fuimos cinco los que hicimos la locura de volver a subir al Montcau...
Porqué?? Creo que porque somos así, porque no desaprovechamos nada que nos pueda dar un chute de placer. Y fue un verdadero placer volver a llegar a la cima del Montcau, ahora justo en el momento en que el sol empezaba a teñirlo todo de dorados colores, a punto de iniciar su puesta justo por detrás de Montserrat...
Los dorados rayos del sol poniente ofrecen esta calidez. |
No hay palabras....
El descenso fue rápido, pero disfrutando de cada segundo del espectáculo que nos ofrecían las luces del atardecer....
Acabamos un poco cansados, no lo niego, pero por mi parte lo volvería a hacer mañana mismo....
Una salida que recomiendo a todos, incluso con niños. Sólo hay que evitar los puntos que cada uno considere complicados.
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