Recorrido: 10 km - Palomera - Pla de La Pera.
Última jornada acompañando al rebaño de la familia Picas en su recorrido hacia las tierras de pastoreo donde pasará el verano.
Hoy inauguramos el tramo de Camí Ramader reabierto hace unas pocas semanas entre Palomera y el Coll de l'Arç, acompañados por Josep María Muntades, que nos guía y nos indica el recorrido.
El día amanece radiante.
Hoy pinta buen tiempo... |
Nos despertamos con las primeras luces del día y lo primero que nos llama la atención es una preciosa vista del Pedraforca dominando el paisaje.
El majestuoso Pedraforca, alzándose altivo . |
Al llegar ayer con lluvia, no nos pudimos dar cuenta de las preciosas vistas que se muestran ante nuestros ojos desde esta casa. El entorno es magnífico, y el radiante cielo azul nos hace pensar que, al menos este último día de viaje, podremos acabarlo con buen tiempo.
Los primeros rayos de sol dan un toque casi mágico a los bosques que vamos atravesando. |
Recogemos nuestras cosas y recargamos las pilas con la energía de un buen desayuno. Pan con embutido, café con leche, y galletas y coca que quedó anoche. Lo justo para empezar a caminar con la fuerza necesaria. Aunque ya está previsto que el recorrido de hoy no es tan largo como los de los anteriores días.
Sobran las palabras.... |
Parece ser que el buen tiempo le ha dado alas al rebaño y éste lleva un buen ritmo (incluso un poco acelerado, pensamos los que lo seguimos...). Pero en todo momento tenemos muy claro que quien marca el ritmo es precisamente el ganado. Así que hoy toca apretar el paso...
El ganado hoy va a buen ritmo. |
Pasamos a buen ritmo por el Coll del Boix, de Merolla y el Coll del Pla de l'Espluga, y si queremos disfrutar un poco de algunos bonitos rincones del recorrido, no queda otro remedio que dejar que pasen a su ritmo. Ya les alcanzaremos en destino...
Un poco más tranquilos, nosotros disfrutamos visitando la Font del Roure y el monumental árbol que está a su lado (un roble de descomunal tamaño).
Roble monumental que da nombre a la fuente |
Nos entretenemos en La Cot, una gran masía en ruinas y en un elevado mirador natural muy cercano, desde el que disfrutamos de excelentes vistas.
La Cot |
Vistas desde el mirador de La Cot |
Pasamos por el contador de La Cot. Este es un punto muy cercano al camino en que, un par de enormes piedras forman un estrecho paso hacia el que se desviaba el ganado para poder contarlo. Por se estrechez, los animales estaban obligados a pasar de uno en uno y los pastores podían llevar a cabo ese recuento con cierta facilidad.
Seguimos caminando por una empinada cuesta empedrada con piedra natural, en la que se han hallado curiosos grabados, hasta el Pla de l'Espluga.
El camino no siempre es plano... |
El rebaño nos está esperando en este punto (parece ser que un poco más templado y sin tantas ganas de correr), y a partir de aquí, todos juntos podemos hacer el último tramo del día, hasta el Pla de la Pera, en Montgrony (Gombrén).
Llegando todos juntos al Pla de la Pera |
Aquí se nos ofreció una comida a base de embutidos (que no faltaron en ningún punto del recorrido, y de una excepcional calidad), pan, café y galletas.
Acabada la comida nos despedimos de la familia Picas y del resto de los organizadores (las ovejas permanecerán un par o tres de semanas en este lugar antes de acabar de ser conducidas a las zonas más altas de la montaña).
Toca dejar atrás una maravillosa experiencia... |
Y nosotros nos dirigimos al cruce de Can Camps, donde un microbús tenía que recogernos.
Pero no podía resultar tan fácil la cosa.
Antes de llegar al punto de encuentro con el transporte, las nubes y los primeros truenos anuncian que no nos vamos a librar de una buena.
De nuevo el cielo amenaza con dejar caer una de buena... |
Y así fue.
El cielo se abrió. Una fuerte lluvia acompañada de piedra y fuerte tormenta se desató en pocos momentos.
Tuvimos que refugiarnos en el hostal del Santuario de Montgrony, donde también hoy llegamos chorreando. Por suerte no hacía mucho frío y al poco rato estuvimos casi secos....
Agua, granizo, tormenta.... |
Toda una aventura.
Estos tres días han sido geniales. En parte por poder disfrutar de hermosos paisajes y excelentes vistas. Y por la experiencia de convivir con un grupo de personas a las que de nada conocía, pero con las que he acabado creando vínculos y amistad.
Y también por la posibilidad de conocer en cierta profundidad un trabajo y medio de vida del que hasta ahora desconocía su extrema dureza.
Tres días muy gratificantes y enriquecedores.
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