Presentación del blog

¡Saludos a tod@s!

Como su mismo nombre indica, este blog está destinado a recoger, paso a paso, todas mis salida, excursiones, rutas y viajes. Siempre a pié. Pequeñas escapadas, visitas a pueblos, rutas cortas, largos recorridos... Pero siempre a pie.

Mi idea es dar a conocer y compartir con todos mis lectores esos maravillosos rincones que muchos desconocemos y pasamos por alto, cuando están ahí, muy cerca de nosotros. O no tan cerca...


miércoles, 27 de agosto de 2014

Sant Julià de Cabrera - Coll dels Brams - La Tuta - Pla d'Aiats - Sant Julià de Cabrera

Ruta realizada el día 24 de agosto de 2014.
Recorrido: unos 10'5km
Caminantes: Ana, Inés, Oliver y yo misma.
Ruta un poco dura si no se está un poco en forma. Hay subidas y bajadas en fuerte desnivel. Aunque los sitios que visitamos y las vistas pagan con creces todo ese esfuerzo.
Y sobre todo, no apta para personas con vértigo o cualquier tipo de miedo a las alturas. Algunos tramos son muy aéreos.
Dejamos el coche en Sant Julià de Cabrera, junto a la ermita y allí mismo empieza la ruta de hoy.

Sant Julià de Cabrera

A continuación de la ermita se extiende un gran prado vallado. Buscamos la puerta, y tras pasar por ella volvemos a dejarla bien cerrada. Siempre que paséis por una de esas puertas, no olvidéis volver a cerrarla bien. Se escaparía el ganado si quedara abierta.
Atravesamos el prado y hacia nuestra izquierda vemos, sobre una gran roca, la primera marca blanca y roja de GR.
El día se ha levantado nublado y con algo de niebla. Se respira una densa humedad en los bosques y los perfiles de los altos riscos son apenas visibles. Pero parece que va a levantar.

A primera hora, la niebla oculta algunas cimas.

Al final del prado tomamos un sendero que pronto empieza a ascender por un precioso hayedo. En zig-zag y esquivando o trepando por las rocas vamos ganando altura.
Ya en el coll dels Brams empezamos a disfrutar de las primeras vistas, preludio de lo que nos espera a lo largo de toda la jornada.
En el coll dels Brams vemos que se cruzan muchos caminos y pistas forestales. Nosotros seguimos de frente, dejando el Santuario de Cabrera a nuestra espalda, cruzamos una pequeña explanada y seguimos el sendero del medio, en dirección a l'Agullola de la Tuta.

Empezamos a disfrutar de las vistas.

Para llegar a esta aguja hay que pasar por una cresta, les Bores d'en Massallera. Este es el punto más aéreo de toda la ruta. A nuestra derecha queda un alto precipicio que nos ofrece fantásticas vistas sobre el Cabrerés. El precipicio de la izquierda queda minimizado por los árboles, pero en algunos puntos la cresta rocosa es estrecha y escarpada, y tenemos que hacer verdaderos equilibrios y trepar por las grandes piedras sin apenas puntos de sujeción.

Tramos muy aereos no aptos para gente con vértigo.

Otra opción es pasar por dentro de una gran grieta que a lo largo de unos cuantos metros divide la cresta rocosa en dos grandes paredes de piedra.

Seguimos cresteando...

Nosotros optamos por pasar por la cresta. Y así llegamos a la base de la Agullola de la Tuta.
Un rodeo al promontorio y llegamos a su cima.
Impresionante. Somos cuatro y casi no cabemos en la cima.
Las vistas son espectaculares.
Una placa sujeta a una gran cruz llama nuestra atención.

Agullola de la Tuta

Una inscripción nos cuenta que...
"Erase una vez en un bonito paraje del Cabrerés que vivía una dulce doncella.
Ella... joven, hermosa y llena de vitalidad, era admirada por todos los campesinos de los alrededores.
Aquella admiración pronto se convirtió en deseo, en devoción, hasta convertirse en acoso permanente hacia ella. Su belleza era demasiado grande para que los campesinos pudieran controlar sus actos.
Después de un largo tiempo soportando aquellas vejaciones, no encontró más solución querefugiarse en una majestuosa cima denominada "La Tuta".
Quién le iba a decir a la pobre chica que, sólo pisar la montaña, le caería un rayo justo en medio de la cabeza, convirtiéndola en una ágil y peluda cabrita.
Debía ser un maleficio que le hicieron los payeses del valle.
La leyenda dice que, la cabra volverá a ser la bella doncella de nuevo, para quien consiga darle un beso una noche de luna llena.
A lo largo del tiempo se han visto a muchos habitantes de Osona en la cima cada noche de luna llena, disfrazados de corderos, cabrones, marranos, chivos, pastores... por tal de darle un beso a la cabra.
Pero hasta el día de hoy, la hermosa doncella aun tiene cuatro patas...
Bonita leyenda... Ni que decir tiene que nosotros no vimos ninguna cabra....
Descendemos por el otro lado de l'Agullola de la Tuta por un estrecho sendero en fuerte pendiente.
A nuestra izquierda tenemos una espléndida vista del Pla d'Aiats, y cuando la pendiente se suaviza un poco llegamos a un nuevo mirador, el morral de Caselles. No podemos dejar de maravillarnos ante tan maravillosas vistas.

Vistas desde l'Agullola de la Tuta

Volvemos a la ruta y tomamos un sendero en fuerte pendiente descendente por un robledal, hasta llegar abajo, a los prados y la casa de can Caselles.
Un buen sitio para comer y reponer fuerzas.
Tras la pausa, tomamos una pista forestal que, entre prados, nos lleva hasta la masía de Aiats y la base de los altos riscos del Pla d'Aiats.

Masía de can Aiats

Da vértigo sólo de mirar aquellas verticales paredes...
Tomamos un sendero muy empinado y lleno de grandes rocas que nos hacen trepar en muchos tramos.
En seguida nos alzamos a gran altura, el ascenso es fuerte. Llegamos a una especie de rellano en la roca desde el que tenemos una espectacular visión de las verticales paredes rocosas del Pla d'Aiats.
Ya falta poco, sólo el Grau de l'Escaleta. Y por fin nuestras cabezas asoman fuera del túnel de vegetación y llegamos a la cima.
El Grau de l'Escaleta
Lo primero que encontramos a nuestra derecha en esta plana es una masía en ruinas. No quiero ni pensar en cómo se lo montaron aquellas gentes para transportar los materiales para construirla y para vivir en ella con un desnivel como el que acabábamos de salvar...
El pla d'Aiats está todo cubierto de grandes helechos. Llegamos a un sendero muy bien marcado entre los helechos y vamos hacia la derecha. El premio grande. El borde del acantilado, un excepcional mirador sobre las verticales paredes rocosas de más de trescientos metros de altura.
No hay palabras para describir lo que siento ante aquellas vistas que parecen llegar hasta el infinito...

Vistas excepcionales desde el mirador del Pla d'Aiats

Extasiados damos media vuelta y seguimos el sendero a lo largo de todo el Pla d'Aiats y empezamos a descender, primero hasta el coll d'Aiats y de nuevo al coll dels Brams.Por este lado el descenso es suave y transitamos por agradables bosques de robles, encinas y hayas.

Hayedos de gran belleza.

Y desde el coll dels Brams regresamos a Sant Julià de Cabrera por el mismo sendero por el que vinimos por la mañana.
Nos hemos entretenido mucho durante la ruta, se nos ha hecho tarde y aún nos queda un buen trayecto de coche para llegar a casa.
El Santuari de Cabrera lo dejamos para otro día.
Una ruta en la que hemos disfrutado de vistas de excepcional belleza, nos hemos divertido cresteando y sintiéndonos un poco como las cabras saltando por las rocas, hemos salvado grandes desniveles y hemos atravesado bosques y parajes de gran belleza...
Todo en la mejor compañía. ¿Qué más puedo pedir?

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