Presentación del blog

¡Saludos a tod@s!

Como su mismo nombre indica, este blog está destinado a recoger, paso a paso, todas mis salida, excursiones, rutas y viajes. Siempre a pié. Pequeñas escapadas, visitas a pueblos, rutas cortas, largos recorridos... Pero siempre a pie.

Mi idea es dar a conocer y compartir con todos mis lectores esos maravillosos rincones que muchos desconocemos y pasamos por alto, cuando están ahí, muy cerca de nosotros. O no tan cerca...


miércoles, 30 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 1ª Etapa - BERGA - PEGUERA

14 de julio de 2014 - Lunes

Por fin llegó el tan esperado día.
Hoy hago la primera etapa, Berga - Peguera.
17 km.
Lo he preparado y planificado todo concienzudamente. La gran incógnita es si las cosas van a salir según lo previsto o si me voy a encontrar con demasiados problemas o incidentes. A veces me asusta un poco mi falta de experiencia en este tipo de rutas, y además en solitario. Pero me encanta ese toque de aventura e ir solucionando los pequeños contratiempos a base de ingenio.
El punto de partida es la ciudad de Berga. Puesto que tengo pensado volver en bus, dejo el coche aparcado no muy lejos de la estación de autobuses. Cargo la mochila sobre mi espalda, la ajusto bien, y... a caminar!
Son las nueve de la mañana y me dirijo a la zona alta de la ciudad.

Vista de la ciudad de Berga.

Está muy bien indicado. Es imposible perderse.
Llego a una masía y encuentro el inicio del sendero que sube hasta el Santuario de Santa María de Queralt.
Primera sorpresa. Tengo dos opciones para subir al santuario:
-Un sendero de 2'2 km que serpentea por la umbría de la montaña y que cruza varias veces la carretera.
-Otro sendero, de 1'1 km, mucho más directo, que pasa por tres capillas y que me aseguran que es el tradicional.
Yo escojo el más corto, el tradicional, y que es el más empinado. Es casi cómo subir la montaña en vertical, todo a base de escaleras.
Pero el esfuerzo merece la pena. Me cruzo con tres pequeñas capillas, y a medida que voy ganando altura el paisaje gana en belleza.
Tras el corto pero agotador trayecto, llego a la plaza - mirador del santuario de Queralt.



Las vistas son maravillosas.
Visito el santuario y la cova de la Troballa, un pequeño edificio modernista y que es el sitio donde supuestamente un buey encontró la imagen de la Virgen.
Por cierto, ¿conocéis la leyenda de la Troballa?
Según una antiquísima tradición, los rebaños y las vacadas de Vilaformiu solían pastar por las solanas de Campmaurí y laderas de Queralt. Un día el pastor vio como uno de los toros subía cuesta arriba con una desazón totalmente incomprensible. No lo pudo atrapar hasta la mitad del risco del Castell Berguedà (nombre con que se conoce al pico más alto de la sierra). Al llegar, con gran sorpresa vio al toro arrodillado ante una pequeña imagen de la Virgen medio escondida. 
La cogió, lo envolvió con su capucha y, recogiendo los rebaños, se volvió a su casa. Cuando quiso enseñar la imagen, ésta había desaparecido. Al día siguiente la encontró en el mismo lugar. Nuevamente se la llevó y otra vez desapareció de su envoltorio. La gente de Vilaformiu decidió subir hasta aquel lugar y vieron la imagen escondida en una brecha de la roca a la sombra de un cerezo que había florecido fuera de tiempo. A partir de ese momento entendieron que la imagen quería ser venerada en ese mismo lugar.
Bonita leyenda.
Justo a los pies de la escalera de acceso a este pequeño edificio se encuentra el inicio del Camí dels Bons Homes. Bien, allá vamos.


Empiezo a caminar por el sendero que se adentra en el bosque, y a los pocos metros descubro la Font de la Vedella, o del Bou. Nace entre dos grandes rocas, y mana de la cabeza de un buey. En este lugar hay mesas y bancos, ideal para pic-nic.


Sigo por el sendero, en algunos tramos muy emboscado entre pinos y matorrales, transito por las calles de una urbanización, y voy ascendiendo hasta llegar al pequeño pueblo de Espinalbet y, en fuerte subida, al Santuario de la Mare de Déu de Corbera. Este santuario se encuentra pegado a una pared rocosa, presidiendo un gran prado rodeado de pinos.


Sigo por una continuada sucesión de ascensos y descensos y paso frente a Casanova de les Garrigues. Es un conjunto de edificaciones donde se ofrece alojamiento y se organizan diversas actividades como rutas a caballo, excursiones o parapente.
Las anchas pistas forestales se alternan con estrechos senderos, y los bosques de pinos, con hayedos y prados, según la altura a la que me encuentre.
Desde los puntos más elevados puedo admirar maravillosas vistas sobre el valle del rio Peguera y els Rasos de Peguera.
Un entorno precioso.
Tras ascender por la ladera de una montaña en zig-zag, llego a la parte más alta y empiezo a encontrar algunos restos de antiguas construcciones. Son las instalaciones del antiguo ferrocarril. El camino sigue el antiguo trazado del tren, sin las vías, y pasa por un túnel de unos 60/70 metros, bastante oscuro y lleno de charcos. Nos encontramos cerca de Peguera, antiguo pueblo minero ahora abandonado y en ruinas.
Antes de llegar al pueblo está la Font de Cal Coix, una típica construcción de los pueblos de montaña con un lavadero.

Font de Cal Coix

Y por fin, a 500 metros, en un prado elevado y bajo un gran risco, las casas en ruinas de Peguera.
Este es el final de mi primera etapa. No hay nada habitable, está abandonado. Bueno, sólo una casa ha sido restaurada pero está completamente cerrada.
Doy una vuelta por el lugar, inspecciono las ruinas de los edificios y encuentro uno que conserva una parte del tejado. Me hago un hueco entre los escombros y me preparo para pasar la noche, arropada con el saco de dormir, el canto de los pájaros y el sonar de los cencerros de las vacas que pastan por el prado.
Un sitio genial, lejos de toda zona habitada y rebosante de paz y tranquilidad.


Hay la opción de desviarse hasta el pueblo de Fumanya desde Peguera, donde hay alojamiento. O llamar y que te vengan a buscar con un coche. Pero yo prefiero la tranquilidad de este idílico lugar, aunque carezca de comodidades.
He finalizado la primera etapa. No muy larga, pero repleta de rincones maravillosos.
El camino está muy bien señalizado con las marcas blancas y rojas de GR y es muy fácil de seguir. No he tenido ninguna complicación.

martes, 29 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 2ª Etapa - PEGUERA - GÓSOL

15 de julio - Martes

Vamos con la segunda jornada de esta preciosa ruta.
Hoy voy desde Peguera hasta Gósol.
19 km.
He dormido de maravilla en una de las casas abandonadas de Peguera. El silencio es absoluto en esos sitios. No hay coches, ni vecinos, ni ningún ruido que te sobresalte a media noche. Sólo los pájaros, los cencerros de las vacas y de vez en cuando algún roce entre las altas hierbas, producido por alguna alimaña de pequeño tamaño. Alguna rata, supongo...


La mañana amanece fría y húmeda. El aire es helado y da miedo asomar la nariz fuera del saco. Una densa niebla, agarrada a las cimas de las montañas más altas, se ha empeñado en no dejar pasar los rayos del sol naciente y acentúa la sensación de frío. Me ha costado abrir la cremallera del saco y abandonar su calorcillo. Hay tanta humedad que las altas hiebas del prado están chorreando, y hasta los mapas y los papeles que tenía dentro de la mochila están húmedos. A pesar de todo no hay previsión de lluvia. Pero parece que poco a poco se va levantando el día.
Todo está dentro de la normalidad, puesto que me encuentro a la nada despreciable altura de 1.570 metros.
Bueno, hay que seguir con la ruta.
Sobre las 7'30 ya tengo todo recogido e inicio la segunda jornada de camino. Y cuando digo "todo recogido", significa TODO. Jamás dejo basura ni otros restos. Procuro que no quede ni rastro de mi paso. Es una pena que no todo el mundo actúe de la misma manera. Entre los escombros de aquella casa abandonada había algún plástico y trozos de cristal...
Empiezo en llano, en campo abierto, entre prados y algunos bosquecillos de abetos. Poco más de dos kilómetros y llego a la Font de la Bruixa.


En este punto hay un cruce y se me ofrecen dos alternativas.
Una es la que pasa por el pueblo abandonado de Bonner. Esta ruta es unos 3 kilómetros más larga y obligada para quien haga el camino a caballo o en bicicleta de montaña.
La otra alternativa es por Ferrús y el coll del Portet, y sólo se puede realizar a pie.
Puesto que ya visité con anterioridad el pueblo de Bonner, me decido por la de Ferrús y el coll del Portet. Es mucho más agreste que la otra y es de suponer que con mejores vistas.
Se acabó el camino llano. Empieza el ascenso. Paso junto a la masía casi derruida de Ferrús y la pista se torna sendero.
En pocos momentos, la ancha pista forestal se convierte en una especie de camino de cabras, lleno de grandes piedras e inicio una endiablada subida.
Dos kilómetros por un empinado sendero, trepando por las rocas y algunas tarteras.

Sendero muy empinado y de difícil caminar.

Al fin ha salido el sol, y calienta que da gusto. Subo, subo y subo. Cansada, pero resistiendo. Lo que más acuso es el peso de la mochila sobre mi espalda. No estoy acostumbrada a ella,aunque sé que en un par de días ni la notaré.
El paisaje y las vistas son impresionantes. Sobre mi cabeza se alzan impresionantes paredes rocosas de más de 300 metros de altura. La Roca Gran de Ferrús, Cap de la Gallina Pelada, Roques Blanques... El espectáculo es espléndido y el esfuerzo ha merecido la pena.
Y, como todo lo que sube tiene que bajar... Pues eso.
Empiezo bordeando los altos riscos de Roques Blanques, hasta el coll del Portet en un descenso moderado.
Hasta que llego al inicio de un sendero que, en un alocado descenso, en zig-zag por un bosque de pinos de gran tamaño, me conduce al molí de Feners.


Unos cinco kilómetros haciendo piruetas, saltando sobre las rocas y procurando no perder el equilibrio so pena de bajar la montaña rodando... Una dura prueba para las rodillas.
A partir del molí de Feners el camino se suaviza.
Ahora voy por pista forestal y toca volver a remontar un poco, hasta Gósol.
Paso por pequeños pero bonitos pueblos. Feners, L'Espà, Sorribes... En este último pueblecito hay una fuente con un abrevadero lleno de renacuajos, y una preciosa iglesia que parece darme ánimos para seguir.
El final de la etapa no está lejos. Apenas tres o cuatro kilómetros más.
El camino casi llano se convierte de nuevo en sendero, un par más de subidas y bajadas, y llego al coll del Cap de la Creu.
Un mirador excepcional. Desde él tengo unas vistas espléndidas del Cadí, el Pedraforca, Serra d'Ensija, Cap de la Gallina Pelada, Rasos de Peguera...


Hago una pequeña pausa para admirar y sobrecogerme ante tan bello e imponente entorno.
Y por fin, Gósol, apenas a un kilómetro.
No tardo en avistar este pequeño pero bucólico pueblo.
Apenas una plaza en el centro del pueblo y poco más que media docena de calles lo conforman. Tiendas, bares, restaurantes.... Nada falta para el disfrute y la comodidad del visitante.
Compro provisiones y me dirijo al albergue.
Me alojo en el albergue "El Molí de Gósol".
Se encuentra a un kilómetro de distancia de la población, y como su nombre indica, es un antiguo molino restaurado y adaptado a albergue.


Un entorno precioso y tranquilo, que invita al relax y a descansar después de una jornada bastante dura.
En este albergue pasaré dos noches, puesto que mañana tengo pensado subir al Pedraforca. Será una jornada extra, fuera de la ruta del Camí dels Bon Homes, pero sería un delito no aprovechar la ocasión para subir a esta mítica montaña....

lunes, 28 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 3ª Etapa - GÓSOL - BAGÀ

17 de julio - Jueves

Sigo adelante con mi camino. Esta será la tercera etapa.
Hoy caminaré desde Gósol hasta Bagà.
24 km.
Tras hacerme ayer el Pedraforca, hoy sigo la ruta del Camí dels Bons Homes.
No me siento en absoluto cansada, y ya no me molesta el peso de la mochila. Es sorprendente lo rápido que se acostumbra el cuerpo humano.
Esta es una etapa bastante larga, pero de escasa dificultad, puesto que en su mayor parte se camina por una cómoda pista forestal. Además, los parajes que atravieso y las vistas son de una belleza extraordinaria.
Empiezo la jornada temprano. A las siete abandono el albergue y empiezo la ruta.


Voy a comentar una curiosidad. En el albergue donde me he alojado estas dos noches, el Molí de Gósol, a pesar de que es una maravilla, no había nadie. Sólo la primera noche había un chico que como yo hacía el Camí dels Bons Homes y la segunda noche tuve el albergue para mi solita. Esto me permitió romper la monotonía de mi soledad y charlar un rato con el chico que lo lleva, puesto que me acompañó en la cena. Una bonita velada...
Pero, vamos a lo que toca, la etapa de hoy. Empiezo con un bonito sendero, un poco pedregoso y en pendiente ascendente, entre pinos y abetos. Estoy rodeando la Serra de la Portella.
No tardo mucho en salir de la zona boscosa Y me veo rodeada de grandes prados.
En el primero de ellos encuentro la Font Ferrers, que forma parte de una amplia zona de pic-nic.


Sigo por sendero, con pequeños  sube y baja y ascendiendo, y un poco más adelante llego a la Font de la Roca. Parece ser que, al menos agua, no me va a faltar. Y hoy es un día que estas fuentes me vienen de perlas para ir repostando líquido elemento. Hace un día radiante y el sol calienta con ganas. Además, desde que he salido de la zona boscosa, las sombras brillan por su ausencia. No olvido protegerme del sol. Gorra todo el camino y que no falte la crema solar de alta protección. A estas alturas el sol es muy peligroso...
Sigo ascendiendo, aunque en suave pendiente.
A partir del Collell se abre ante mis ojos una impresionante vista del Parc Natural del Cadí - Moixeró. Desde esta distancia, impresiona. Puedo distinguir sus pliegues y sus ondulaciones. Parece como si se pudiera tocar con sólo extender un dedo...


Y para que siga el espectáculo, entre el coll de les Bassotes y el coll de Torn, una espléndida vista de la cara norte del Massís del Pedraforca.
Se distingue perfectamente el Pollegó Superior, que tuve la suerte de conquistar ayer, y los tres cerros precedentes por los que tuve que trepar para acceder a él.
También puedo distinguir con claridad el Calderer, la tercera de las tres importantes cimas que componen este macizo montañoso. Todo un festival para los sentidos.


Cuesta mucho sobreponerse a tan fantástica visión, sobretodo si es la primera vez que se recorren estos maravillosos parajes. Me siento en las nubes, arropada por la majestuosidad de estas dos grandes formaciones montañosas.
Ahora llego a una ancha y cómoda pista forestal, rodeada de inmensos prados, que conduce directamente hasta Bagà.
Entre el Collell y el coll de la Balma encuentro enormes rebaños de vacas. Parece que pacen tranquilamente por esos verdes prados de tierna hierba, peeeeero.... Por sus miradas percibo una cierta hostilidad por su parte.
Están por todas partes e invaden la pista forestal. En general, no tendrían que ser agresivas. Suelen apartarse cuando alguien se les acerca. El problema viene cuando están acompañadas de sus crías. En estos casos es mejor que sea el viajero el que de un rodeo y las evite, sobretodo cuando las mamas vacas empiezan a cavar con las patas delanteras. Este es un signo evidente de ataque. Es como si estuvieran diciendo: "Te apartas, o te aparto..."


Otra curiosidad.
En algunos puntos vi unos letreros en los que decía: "Rebaño vigilado por perros. No acercarse."
A los perros no los he visto por ningún lado. Ni falta que me ha hecho. Ni se me hubiera pasado por la cabeza acercarme al rebaño. Mas bien rezaba para que el rebaño no se acercara a mi...
A parte de un par de encuentros en el camino con mamas vacas e hijos, en los que rápidamente me desvío y procuro pasar lo más desapercibida posible, no tengo más problemas con ellas.
Sigo embelesada con los fantásticos paisajes que se abren ante mí a cada recodo del camino.
A partir del coll de Torn se inicia el descenso hacia Bagà. A pesar de ser bastante acusado, hace de muy buen andar, pues la pista es ancha y muy plana.
Poco a poco van desapareciendo los prados y de nuevo me veo envuelta por bosques de abetos primero, y de pinos a medida que voy descendiendo.
Al llegar al coll de la Bena, y para no tener que transitar tanto rato por pista forestal, se ha habilitado un sendero que transcurre entre húmedos bosques y pequeños riachuelos, acortando el largo trazado de la pista forestal. En algunos puntos descubro fresas salvajes, de las que no dudo comer algunas. ¡Están buenísimas!

Frescos senderos que me ofrecen un respiro
del fuerte calor.

De nuevo por pista, y a unos cinco kilómetros de Bagà, llego a Sant Martí del Puig y a la Font Nostra.
En este punto encuentro el PR 125 y hay la opción de subir directamente al refugio de sant Jordi, por Els Empedrats, dirección Bellver de Cerdanya, y sin pasar por Bagà.
Pero mi decisión es recorrer la ruta al completo, sin atajos, y visitando esas poblaciones que tanto tuvieron que ver con los cátaros.
Además, me permite descubrir que Bagà es una preciosa ciudad medieval llena de preciosos rincones.


Otra jornada que toca a su fin.
Busco alojamiento, doy una vuelta por la población, que está de fiestas celebrando espectáculos medievales relacionados con el catarismo, y me retiro temprano a descansar.
Mañana me espera una etapa un poco dura. Tengo que llegar a Bellver de Cerdanya y ascender por el coll de Pendís.

domingo, 27 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 4ª Etapa - BAGÀ - BELLVER DE CERDANYA

Viernes 18 de julio - Viernes

Sigo la marcha. De Bagà a Bellver de Cerdanya
24 km.
Como siempre, me levanto temprano y empiezo la ruta a primera hora.
Bagà no parece la misma ciudad de ayer. Todo lo que anoche era bullicio fiesta y jolgorio,  ahora es paz y tranquilidad.
En estos días, muchas de las poblaciones que estoy visitando celebran fiestas medievales, en conmemoración de los cátaros. Mercados, artesanía, talleres, exhibiciones, gastronomía, desfiles, luchas.... una amplia muestra de todo lo relacionado con els Bons Homes y su época en forma de espectáculos.
Realmente muy recomendable de ver.
Pero en esta ocasión, si quiero estar bien por la mañana y con fuerzas para seguir afrontando lo que me queda de camino, tengo que pasar por alto estas celebraciones y retirarme a descansar temprano.
De todas maneras, me lo apunto para otra ocasión.

Un día radiante de buena mañana

Cruzo la población y me dirijo al inicio de la etapa de hoy.
Durante unos tres kilómetros y medio, el trayecto se hace por una carretera. El ascenso es moderado, pero al ser asfalto se avanza con rapidez.
Paso por Rigoréixer y Gréixer, dos núcleos de población diminutos, con apenas media docena de casas en cada uno de ellos.
Estoy bordeando el río de Gréixer, que forma un estrecho valle rodeado de montañas de mediana altura cortadas por numerosos torrentes. Me llaman la atención un par de largos viaductos que se han construido para que la carretera que se dirige al túnel del Cadí salve estos obstáculos con facilidad.
Pasado Gréixer abandono la carretera y me adentro en el bosque por una pista forestal. Su estado es bueno, pero gana altura rápidamente, con lo que la subida es fuerte.
El bosque cambia a mi alrededor según la altura a la que me encuentro. Arranco del casi el lecho del río, con su vegetación típica de ribera. Sigo por pinos, robles y un espectacular hayedo con árboles enormes, y acabo la subida en el coll d'Escriu, rodeada de abetos.

Preciosos hayedos...

Aquí, cómo en otras ocasiones, tengo dos opciones. Iniciar el descenso por pista forestal o hacerlo por un estrecho sendero que parece desplomarse casi en vertical ladera abajo.
La pista es de uso obligado para caballos y bicicletas, y yo elijo el sendero.
Después de tanta carretera y tanta pista se agradece el sendero.
De nuevo me enfrento a un desnivel de vértigo. En pequeños zig-zag, parece tener prisa por llegar a abajo, y a esto hay que añadirle que está lleno de grandes piedras, raíces y agujeros producidos por el efecto del agua. Toca mucha precaución para no resbalar y torcerse un pie.
En pocos minutos me cruzo con la pista que abandoné. Ahora planeo suavemente, por zona despejada, para descansar un poco los pies y las piernas, hasta Escriu, donde hay una casa.
Y de vuelta a subir. Un nuevo sendero se adentra en el bosque e inicia una fuerte subida. Dos kilómetros para el coll de Pendís.

Escriu

Rápidamente vuelvo a ganar altura. Llego al refugio Sant Jordi donde hago una parada para repostar agua en la Font del Faig. El día es soleado, hace calor, y el agua de mi botella parece evaporarse. Por ello aprovecho todas las fuentes que encuentro a mi paso para hidratarme a gusto y repostar.
Tras una breve pausa para no enfriar demasiado las piernas, sigo adelante. Me quedan apenas ochocientos metros para alcanzar el coll de Pendís, el punto mas alto de la etapa de hoy. Pero hay que sudarlos. La subida es muy fuerte y parece no acabar nunca. A veces tengo la sensación de que lo voy a pasar de largo y voy a llegar a las nubes.... Pero al fin lo alcanzo.

Coll de Pendís

Un poco cansada. Con estos desniveles y el peso de la mochila a mi espalda, mis pies y mis piernas empiezan a quejarse.
Pero la idea de que a partir de aquí y hasta Bellver todo será descenso, me impulsa y me anima.
Y claro, no podía ser de otra manera. Otro descenso de vértigo por un sendero que, por suerte, no está en tan mal estado como otros.
Alterno senderos y pistas forestales, siempre en fuerte descenso y paso por el refugio de l'Ingla.
De nuevo los bosques se diversifican a medida que voy descendiendo.
Los prados rodean el coll de Pendís, le siguen los abetos, y mas abajo grandes bosques de pinos.
Que por cierto, en estos grandes pinares están haciendo limpieza y cortando árboles. Para ello, amontonan los troncos en los claros y abren montones de pistas nuevas para poder acceder con las máquinas y camiones a todas partes. ¿El problema? Pues que se han perdido las señales del GR y es muy difícil no equivocarse de pista.
Y como yo no puedo ser menos, también me desoriento y tengo que retroceder en un par de ocasiones. Hasta que acabo preguntando a los operarios y me indican el camino correcto.
Sigo alternando con senderos en fuerte descenso, hasta que llego a una ancha pista forestal en que se suaviza bastante.
Ya tengo Bellver casi a tocar. Ha sido una jornada bastante dura, pero la hermosura de los paisajes, los constantes contrastes, los cambios en la vegetación a medida que ascendía o descendía y el placer de descubrir tanta belleza me hacen sentir genial.
Cansada, pero muy, muy contenta.
Ya sólo me separan unos cinco kilómeptros de Bellver de Cerdanya.
Llego a Sant Serni y la pista se convierte en carretera asfaltada.
Un par de pequeños núcleos de población, Coborriu y Talló, y llego a Bellver de Cerdanya.

Talló

Una preciosa población donde puedo repostar provisiones, deleitarme en sus plazoletas y callejones, y ya buscar el albergue de turno y retirarme a descansar.
De momento, todo está saliendo como lo había previsto. Se cumplen las etapas, el buen tiempo me acompaña y me siento genial.

sábado, 26 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 5ª Etapa - BELLVER DE CERDANYA - CABANA DELS ESPARVERS

Día 19 de julio - Sábado

Última etapa en territorio español.
Desde Bellver de Cerdanya hasta la cabana dels Esparvers.
22 km.
Me sigue acompañando el buen tiempo, cosa rara en la zona de los Pirineos. En las cuatro etapas anteriores y en la de hoy, he disfrutado de unos día espléndidos. Es como si el sol se hubiera confabulado con mis deseos de disfrutar y gozar de este viaje, permitiéndome admirar la majestuosidad de estas montañas, la belleza de sus rincones...


En la etapa de hoy discrepo de la ruta que me marca la guía y la inicio por un camino diferente.
Según la guía que estoy siguiendo, tendría que salir de Bellver de Cerdanya en dirección a Prullans, más o menos en paralelo o cruzando de vez en cuando la carretera N-260. No lo puedo concretar puesto que no he seguido este camino.
Me fijé que en el mapa excursionista del Institut Cartogràfic de Catalunya, el tramo entre Bellver de Cerdanya y Coborriu de la Llosa, pasando por Prullans, Sotanut y Ardòvol, no forma parte del GR-107, que es el que he estado siguiendo hasta ahora.
No he encontrado explicación ni constancia del porqué se toma esa ruta en lugar del verdadero GR-107, que asciende por el Serrat de la Farga Vella, hasta Ordèn y Talltendre, y planea por el Serrat de Sobiró y la Serra de Santa Anna, hasta Coborriu de la Llosa.
Además, algunas personas del lugar a las que pregunté y algunos otros mapas que consulté, me confirmaron que el GR-107 es el que pasa por Ordèn y Talltendre, y no por Prullans...
No quisiera entrar en debates ni crear confusión, pero mi deseo es seguir este sendero de largo recorrido durante todo mi trayecto. Así pues, decido seguir el trazado del auténtico GR-107, a pesar de que resulta unos cuatro km más largo.
Como siempre, a primera hora y con el frescor de la mañana, cruzo el Segre a la salida de Bellver, e inicio camino tomando la carretera en dirección a Talltendre.

Pequeños y frágiles pueblos ante la majestuosidad
 de las altas montañas.

Son nueve km por asfalto y tal vez podrían parecer aburridos. Pero resultó todo lo contrario.
Desde su inicio, el ascenso es muy notable, y en seguida empiezo a disfrutar de unas preciosas vistas sobre Bellver, los pueblos de los alrededores y la Cerdanya en general, con el Parc Natural del Cadí-Moixeró de telón de fondo.
Sensacional.


En poco más de un kilómetro llego a una masía abandonada, el Codolet. Tengo sobre mi cabeza el Serrat Rodó, con sus 1153m. Y el ascenso sigue siendo notable, sobretodo al rodear la Roca Punxent, con 1332m, y al acercarme a Ordèn, un diminuto pueblo de apenas media docena de casas pero con el encanto tan especial de estos pueblecitos de piedra y negros tejados.

El pequeño pueblo de Ordèn.

Un par de km más y llego a Talltendre, otro pequeño núcleo de población, no más grande que el anterior. Aquí dejo de ascender, por el momento. Me encuentro a más de 1600m de altura y ahora inicio un suave planeo, con algún pequeño sube y baja y por pista forestal - por fin dejo el asfalto -  de unos cuatro kilómetros, hasta Santa Anna.
Y desde aquí se inicia el descenso, hasta Coborriu de la Llosa y El Vilar, en la Vall de la Llosa.
El verdor de la abundante vegetación y el murmullo del agua del río de la Llosa son un buen atenuante del calor que está haciendo en las horas centrales del día.

Prados, avellanos y el río a pocos metros.

Voy remontando el curso del río y llego a los prados de Cal Jan de la llosa. Esta es una masía particular, pero sus dueños ceden sus prados para poder montar la tienda de campaña y acampar. Incluso alquilan tiendas de campaña. No se dispone de ningún otro servicio que no sea el permiso para acampar. Nada más.
Pero no este mi destino de hoy.


Me quedan apenas seis kilómetros para llegar a la cabana dels Esparvers.
Sin dejar de remontar el curso del río de la Llosa, que ahora empieza a ascender y a mostrar su lado más salvaje a la vez que el más hermoso, me dispongo a rematar la etapa de hoy.
El paisaje ha cambiado notablemente. He ganado bastante altura y ahora estoy rodeada de bosques de pinos de montaña y de algunos prados en los que pacen rebaños de vacas.
El río se ha vuelto salvaje.
Entre grandes piedras , formando pequeños saltos, o a la carrera, deslizándose veloz sobre terreno rocalloso, me permite admirar un paisaje de alta montaña de gran belleza.

Parajes de gran belleza.

Por fin llego al punto donde el GR-107 se cruza con el GR-11. Justo al atravesar el río por un puente de madera está el cruce. Hay que procurar no coger el camino equivocado, aunque creo que ni queriendo se puede uno equivocar. La señalización es perfecta. Y en muchos cruces, además de la clara indicación de GR-107, a los letreros indicadores les acompaña el símbolo del Camí dels Bons Homes.
Este cruce desemboca en un prado, y justo en este prado se encuentra la cabana dels Esparvers.
Es un refugio libre, una barraca de gruesas paredes de piedra, techada con tela asfáltica para evitar filtraciones por el agua o la nieve, y una curiosidad. Su techo se ha cubierto de tierra en la que crecen las mismas hierbas que en el prado, por lo que según de qué lado se venga, todo y sabiendo que está ahí, a veces resulta un poco difícil de ver.

La cabana dels Esparves. Un refugio singular, en un
entorno encantador.

El interior es obscuro, sólo dispone de una pequeña puerta, y es muy húmeda. Una tarima de madera permite dormir aislado del suelo. Tiene una chimenea y se puede encender fuego, cosa que no dudo en hacer esa noche. Por aquí el ambiente es frío y, además, esta misma noche hay tormenta y algo de lluvia, preludio de un domingo en el que según todas las previsiones, hay muchas posibilidades de que sea tormentoso y lluvioso.

Interior, con la tarima de madera.

Esas predicciones son las que me han decidido a pasar el domingo en esta barraca.
Y no he fallado en mi decisión.
El paso hacia Francia debo hacerlo por la Portella Blanca d'Andorra, a más de 2500m de altura y sin ningún lugar donde guarecerme de una posible tormenta. Y en esta zona, las tormentas pueden ser imprevisibles, violentas y muy peligrosas.
Y digo que no he fallado porque a lo largo del domingo se producen las anunciadas tormentas, acompañadas de fuertes chubascos.
Excursionistas y montañeros conocedores de esta barraca, empiezan a llegar cuando se desata la tormenta. Llegamos a ser siete personas en su interior, esperando a que amainara la lluvia.
Por fortuna, tras la tormenta viene la calma. Y todas las previsiones apuntan a que la semana entrante tendría que ser estable...

viernes, 25 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 6ª Etapa - CABANA DELS ESPARVERS - L'HOSPITALET

21 de julio - Lunes

6ª Etapa del Camí dels Bons Homes. 1ª en territorio francés.
Desde la cabana dels Esparvers hasta L'Hospitalet-près-l'Andorre
26 km.
Hice bien en quedarme un día entero en la cabana dels Esparvers. Por un lado pude evitar la tormenta y la lluvia. No me gusta hacer este tipo de recorridos con lluvia, mucho menos cuando hay que pasar y atravesar gran cantidad de ríos, torrentes y zonas inundables.
Y tampoco me apasiona encontrarme desprotegida y en mitad de la nada si se desata una de esas fuertes tormentas tan típicas de la zona.
También me permitió relajarme y descansar un poco. Ya no tengo veinte años, y a pesar de que lo estoy llevando muy bien, mis piernas y mi espalda agradecieron esta pausa.
Paisajes de alta montaña.
Me despierto con las primeras luces del día y lo primero que hago es ver cómo está el tiempo. Ya no hay previsión de lluvia, pero la mañana amanece fría y gris. Creo que es niebla y que levantará a lo largo de la mañana. Pero unas primeras gotas de lluvia justo al salir de la cabana hacen que me ponga el impermeable, que también me protegerá del frío viento.
Con todo recogido, empiezo la ruta de hoy y me dirijo a la Portella Blanca d'Andorra, punto en el que concurren tres estados: España, Andorra y Francia. Y el punto más alto de toda la ruta, con sus 2.517m.
Son cuatro kilómetros de fuerte desnivel ascendente, alternando pequeños bosques de pinos de montaña al inicio del recorrido, con verdes prados en las zonas más altas, donde me encuentro rebaños de vacas y caballos. Los caballos son mucho más sociables que las vacas. He podido tocar y acariciar a una yegua y a su potrillo. Durante un buen rato han estado siguiendo mis pasos, y si me detengo se acercan y permiten que los toque.  Una delicia.

Haciendo amigos....
Estoy remontando el curso de l'Engail y un sinfín de riachuelos que parecen nacer de todas partes, y en muchos puntos el prado se convierte en un gran barrizal. Eso me frena un poco. Hay que ir buscando las zonas más secas para no acabar con las botas empapadas y llenas de barro.
Me rodean montañas de gran altura, muchas de ellas con circos de glaciar, que les confieren un espectacular toque de belleza, todo ello aderezado por un cielo gris y una fina llovizna. Un magnífico espectáculo.


Alcanzo la Portella Blanca, donde hay un monolito de granito y diversos palos indicadores. Es una extraña sensación, saberse en un punto tan elevado, a tocar de las nubes, con la Vall de la Llosa por la que he llegado, y la Vall de Campcardós, hacia donde me dirijo, muchos metros por debajo del lugar donde me encuentro.
No me entretengo en este punto. Me molesta bastante el frío viento, por lo que rápidamente inicio el descenso. Primero por un sendero serpenteante que en pocos momentos me hace descender hasta una nueva zona de prados, inundados y llenos de barro, como los que acabo de atravesar durante el ascenso.
Bordeo el rio Campcardós, y en algunos puntos tengo que cruzar algunos de los muchos riachuelos que vierten sus aguas en él. De nuevo advierto el cambio en la vegetación según la altura a la que me encuentre. Alterno una y otra vez los prados con bosques de abetos o pinos de montaña o con vegetación de ribera.
Sigo descendiendo por un sendero bien señalizado, las marcas parecen recién pintadas, y paso justo al lado de un refugio libre, la cabana de Campcardós.


El sendero sigue en fuerte descenso, zigzagueando y atravesando parajes de gran belleza.
A unos dos kilómetros de Porta, el primer pueblo francés, el sendero se torna pista forestal, en fuerte pendiente, y llena de piedras de todos los tamaños, por lo que este breve trayecto se vuelve bastante dificultoso, haciendo equilibrios e intentando no resbalar o caer.
Y por fin llego a Porta. Es un pequeño pueblo cuyo aspecto no es muy diferente de los que he dejado atrás en territorio español.


Necesito provisiones, estoy a cero, y según la guía este es uno de los pueblos donde se puede hacer compra.
Peeeeero.....
Primera sorpresa del día: en Porta no hay ninguna tienda.
Lo único que hay abierto es la Gîte d'etape, una especie de albergue de acogida para los caminantes, para comer y dormir.
Son las doce del mediodía y me ofrece quedarme a comer. Pero no es esta mi idea. Yo quiero comprar provisiones para pasar el día, resulta más barato que comer de menú y que no entra en mis planes.
Me conformo con lo poco que puedo comprar en este albergue: una bolsa de patatas y un paquete de galletas. Al menos puedo matar el gusanillo....
El dueño me asegura que en L'Hospitalet sí hay tienda, que allí podré comprar. También me asegura que en un par de horas llego a mi destino....
Creo que este hombre se está quedando conmigo.
Sé que este hombre se está quedando conmigo.
Y también sé que todavía se debe de estar partiendo de risa a mi costa.
Pero no me importa en absoluto. Sé perfectamente lo que tengo por delante. Doce kilómetros, un fuerte ascenso hasta el coll de Puymorens y un fuerte descenso hasta L'Hospitalet. ¿En dos horas? Ni supermán.
Dejo atrás Porta y pongo rumbo a L'Hospitalet.
Empiezo con una pista que asciende suavemente, pero no es más que un espejismo. No tarda en convertirse en sendero que, en fuerte ascenso me  lleva hasta la estación de esquí de Porté-Puymorens y el coll de Puymorens.
De nuevo me encuentro a tocar de las nubes, a casi 2.000 metros de altura, con unas vistas fantásticas de todo el macizo.


Aún asciendo un poco más por pista forestal rodeando la Coma d'en García, planeo un poco por un bosque lleno de musgos y helechos por todas partes, y empiezo a descender, siempre rodeada de exuberante vegetación, por un bonito sendero en largos zig-zags y moderada pendiente, hasta L'Hospitalet.

Preciosos bosques de exuberante vegetación.

Es un poco más grande que Porta y tiene estación de tren.


Lo primero que hago al llegar, las seis de la tarde, es preguntar por algún sitio en el que pueda comprar.
Segunda sorpresa del día: la tienda está cerrada. Y no abre hasta mañana a las ocho...
¡Santo Cielo! Pero, ¿Qué clase de horarios son estos?
No me queda más remedio que cenar, dormir y desayunar en la Gîte d'etape. Y por ser un albergue, en el que comparto habitación con un francés y un inglés, los cuarenta euros que me cuesta la broma no me parecen nada baratos.
Pero es lo que hay. No me queda nada de comida en la mochila, y es el único sitio donde poder pasar la noche.
Mañana espero encontrar la tienda abierta, aunque a las ocho me parece una hora un poco tardía.
Los franceses me están empezando a parecer un poco... rarillos....

jueves, 24 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 7ª Etapa - L'HOSPITALET - COLL DE JOUX

22 de julio - Martes

Etapa no muy larga.
16 km.
Ayer no me quedó más remedio que cenar en la Gîte d'Etape (el albergue). También tengo que desayunar ahí esta mañana. No me queda otro remedio. En mi mochila ya no quedan provisiones.
Sólo espero que esta haya sido una incidencia puntual y que no tenga más problemas, porque he pagado un albergue, en el que he compartido habitación con dos personas más, a precio  de hotel...
Así pues, tras devorar en el desayuno todo aquello que se me pone por delante(el desayuno iba incluido en el precio), salgo en busca de la tienda del pueblo.


Otra dificultad con la que me encuentro es el idioma. Por aquí nadie habla ni media palabra de catalán, y eso que estoy a pocos kilómetros de la frontera. Con mucho esfuerzo encuentro a alguien con quien entenderme en castellano. Eso me dificulta un poco preguntar por lo que necesito... Tendría que estudiar idiomas...
Bueno, el caso es que pasadas las ocho de la mañana localizo la tienda. Está en la estación. Es el bar de la estación, que tiene una sala anexa donde venden algunas cosas. Muy poco repertorio, pero suficiente. Intento cargar todo lo que puedo. No sé lo que encontraré más adelante.
El problema es el sobrepeso de mi mochila....
Ya tengo provisiones, y más peso sobre mis espaldas. Menos mal que los diez kilómetros que me separan de Mérens-les-Vals, el próximo pueblo, son un agradable paseo.


Siguiendo en todo momento el curso del río Ariège, por un precioso sendero lleno de exuberante vegetación. Encerrado entre altas montañas, el valle de l'Ariège esconde rincones de gran belleza.

Creo que su nombre oficial es lilium lankongense.
Una preciosidad.

Cuando llego a Merens-les-Vals, me corroe la curiosidad. Este es el pueblo más grande por el que he pasado hasta ahora, y una duda planea sobre mi mente: ¿Tendrá alguna tienda? De no ser así, me estarán fallando todas las informaciones que figuran en la guía y empezaré a tener un problema...
Es temprano. Doy una vuelta por el pueblo y veo el letrero de una tienda de comestibles. ¡Por fin!
Peeeero... ¡Está cerrada! Se han trasladado a un camping que no sé ni donde está, puesto que no figura en ninguno de mis mapas.


Un poco más adelante veo un bar. Bueno, me consolaré tomando una cerveza.... Pero como no podía ser de otra manera, ¡también está cerrado! Tienen abierto, pero un cartel anuncia cerrado y no atienden.
Está visto que no tengo nada de suerte aquí en Francia....
Me queda el consuelo de la Gîte d'etape, a la que me dirijo y pido una cerbeza. La necesito.
Y de nuevo la amarga sorpresa de un precio bastante elevado. Por tratarse de un albergue, y que te cobren 1'60€ por una cerveza, y tengan el menú a 20€... No sé, pero francamente lo encuentro un poco caro.
Un poco mosca sigo con la ruta, ahora en dirección a Orgeix.
Pero hoy no llego a este pueblo. En siete kilómetros llego a un refugio libre, en Col de Joux.
Son sólo siete kilómetros los que me quedan hoy, pero de nuevo en muy fuerte subida. Largos  trazados en zig-zag que en pocos minutos me elevan a una altura impresionante. Veo el pueblo y el valle de l'Ariège allá abajo, cada vez más y más abajo. Cambio la exuberante vegetación del valle por pinos, abetos y prados ya en la zona más alta.

Preciosa vista sobre la Vall de l'Ariège.
Alturas de vértigo en pocos minutos.

Me cruzo con un español. Siempre que me cruzo con alguien, nos saludamos. Ellos en francés y yo en español. Ha sido muy agradable que alguien me conteste en español. Él hace el Camí dels Bons Homes en sentido contrario al mio, y hemos aprovechado para pasarnos información del camino que ambos ya hemos realizado. Ha sido muy agradable poder charlar un rato con él.
Nos despedimos y seguimos nuestros caminos.
Sigo ascendiendo y ya no tardo en llegar a la zona más elevada, el serrat de Larguis, donde vuelvo a encontrar caballos que no dudan en acercarse a mí y dejarse acariciar. Son una maravilla, sobretodo los potrillos. Muy diferentes de las ariscas vacas, que no dudan en atacar como te acerques mucho a las crías...
Un suave descenso por un verde prado y llego al Col de Joux.
Y al refugio libre, que está allí mismo.


Una barraca de piedra con dos dependencias. En una hay una chimenea, bancos, una mesa y un altillo con colchonetas.
La otra dependencia está llena de camas, literas y colchones.
Bueno, suficiente para pasar la noche.


Este es el final de la etapa de hoy. No es muy tarde y me dedico a estudiar las etapas que me quedan. El hecho de no encontrar tiendas a mi paso, ha desbaratado un poco mis planes.
Una opción es desviarme tres kilómetros, hasta Ax-les-Thermes, que esto ya sí que es una pequeña ciudad, o a Orlu, un pueblo supuestamente bien abastecido de servicios. Pero esto se convierte en seis o siete kilómetros, entre ir y volver al camino, a añadir a la etapa de mañana, y no me convence...
De momento me queda comida. Seguiré con el camino marcado, aunque en lugar de hacerlo en tres días intentaré hacerlo en dos.
Veremos lo que sale...

miércoles, 23 de julio de 2014

CAMÍ DELS BONS HOMES - 8ª Etapa - COLL DE JOUX - COMUS

23 de julio - Miércoles.

Hoy creo que me he pasado.
35 km
Desde el col de Joux hasta Comus.
Mi primera idea es llegar al refugio guardado de Chioula  y hacer noche ahí.
Pero llego muy temprano y decido seguir hasta Comus. No parece nada del otro mundo teniendo en cuenta que todo el camino, desde Chioula hasta Comús, es de bajada.
Pero no ha sido tan sencillo como parecía. Casi me cuesta tener que dormir en la calle...
A primera hora salgo del refugio. Es una maravilla ver cómo los primeros rayos del sol van iluminando las cimas de las altas montañas, deslizándose lentamente por sus laderas.

El sol naciente ilumina las cimas de las altas montañas.

Inicio el descenso hacia Orgeix.
Ha sido como un paseo y no he tardado demasiado tiempo.
De nuevo vivo el cambio en el entorno a medida que desciendo. Del prado paso a un fenomenal bosque de abetos, uno de grandes pinos, un hayedo, robles y el bosque y vegetación de rivera al llegar al valle d'Orgeix. Un verdadera maravilla.

Fenomenales bosques.

Los cuatro últimos kilómetros los hago entre pinos y encinas, hasta llegar a Orgeix.
Orgeix es otro diminuto pueblo, muy bonito, eso sí, pero en el que no hay ningún tipo de servicios. Ni tiendas, ni bares, ni nada de nada. Un poco rarillos los franceses...

Orgeix y el río Oriège.

Opciones, desplazarme a Orlú, a unos dos kilómetros, o a Ax-les-Thermes, a unos tres kilómetros... Y luego regresar al camino que sigo, claro...
De momento aun tengo provisiones y tampoco es cosa de cargar peso excesivo. Ahora tengo una bonita subida por delante.
Así pues, tomo dirección a Ascou. La guia me indica que ahí debería encontrar alguna tienda. Veremos...
Me maravilla comprobar que ya casi no siento el peso de la mochila y que no me siento en absoluto cansada. Tal vez las maravillas que voy descubriendo a mi paso ayudan a olvidar esos pequeños detalles...
Para llegar a Ascou tengo que ascender doscientos metros en un kilómetro, por La Porteille y luego planear otro kilómetro hasta llegar al pueblo, que se alza elevado en lo alto de un pequeño cerro.


Y vuelve a fallar la información de mi guía.
Busco, pregunto, y la misma respuesta que en los anteriores pueblos. No hay tiendas.
Empiezo a mosquearme en serio.
Bueno, que no se pierda la esperanza.
Próximo pueblo Sorgeat.
Un suave ascenso durante un par de kilómetros y llego a una zona residencial. eso tiene buena pinta. Parece más grande que los que he atravesado hasta ahora...
Doy una vuelta por el pueblo, y en una esquina veo un letrero: "Autoservicio"
¡Por fin! ¡Una tienda! Pero toda mi ilusión - y creo que algo más - se me cae al suelo cuando me acerco y compruebo que está cerrada. Y por su aspecto parece que hace mucho tiempo que nadie abre aquella puerta...
Para mí, eso es una falta de organización total. Claro que, de esta manera, cuando acabe las provisiones me veré obligada a comer y pernoctar a alto coste. Y es que sin víveres ni siquiera puedo plantearme la opción de un refugio libre...
Tras tirar de reservas y comer un poco, inicio un duro ascenso hacia el refugio guardado de Chioula.
Cinco kilómetros de dura subida hasta el coll d'Ijou y un poco más suave hasta el refugio.

Las duras subidas tienen un gran premio: excepcionales vistas.

Ya empiezo a estar acostumbrada a estos constantes sube y baja y les estoy empezando a tomar cariño...
Llego al refugio a primera hora de la tarde. Es muy temprano, al menos para mí.
Hago una serie de comprobaciones y veo que hasta Comus sólo me faltan unos trece kilómetros.
Todo en bajada.
Me interesa alargar más esta etapa y acortar la siguiente, que será de Comus hasta Montsegur.
No pierdo tiempo pensándolo dos veces y pongo rumbo a Comus.
Una pista forestal, ancha, en muy buen estado, en suave descenso y que me permite admirar unas hermosas vistas de las altas montañas de los alrededores. Precioso...

Impresionantes vistas.

Pero... En algunos tramos se complica un poco la cosa.
Tengo que ascender al Col de Balagués, no gran cosa, puesto que es un gran prado. Luego descender hasta un riachuelo, en fuerte pendiente, y hacer una especie de ruta turística por los diminutos núcleos de Montaillou y Prades. Sólo los cuatro últimos kilómetros, desde Prades hasta Comús, los hago en terreno plano. Hasta aquí ha sido un constante subir y bajar, poco desnivel, pero agotador. Y es que a última hora he apretado el ritmo. Empiezo a conocer a los franceses y temo encontrar todo cerrado.
Llego a las ocho de la tarde, y localizo un hostal. Es la Gîte d'etape. Aquí no hay albergue. Ya han cenado, claro. De nuevo tiro de reservas. Se están agotando, y como tampoco haya una tienda en este pueblo, será un desastre.
Pregunto en el hostal, y claro, no la hay.
Creo que la gente se sorprende de que yo me sorprenda de que en esos pueblos no hay tiendas...
En fin, acabo mis provisiones, una buena ducha y a descansar.
Mañana llego a Montsegur, y ya veré qué hago a partir de ahí.