Presentación del blog

¡Saludos a tod@s!

Como su mismo nombre indica, este blog está destinado a recoger, paso a paso, todas mis salida, excursiones, rutas y viajes. Siempre a pié. Pequeñas escapadas, visitas a pueblos, rutas cortas, largos recorridos... Pero siempre a pie.

Mi idea es dar a conocer y compartir con todos mis lectores esos maravillosos rincones que muchos desconocemos y pasamos por alto, cuando están ahí, muy cerca de nosotros. O no tan cerca...


sábado, 9 de noviembre de 2013

FAGEDA DE LA GREVOLOSA 1 de noviembre de 2013

Día 1 de noviembre de 2013

Fotos de:
Francisco, Antonio, Óliver, Inés, Ana y yo misma

Hoy decido salir de mi entorno en el Baix Empordà y conocer otra zona de Catalunya.
Siguiendo el consejo de unos amigos y por las fechas en que estamos, hemos decidido visitar la Fageda de la Grevolosa, en término municipal de Sant Pere de Torelló, cerca de Vic.

Un relajante paseo por la Grevolosa.
Se trata de un hayedo con más de 300 años de vida, donde podemos encontrar árboles de más de 1 m. de diámetro casi 40 m. de altura, un rico sotobosque, gran variedad de especies animales y un entorno encantador.
Un día precioso, aunque ya un poco fresco por la zona donde nos encontramos(pre-pirineo), unos paisajes maravillosos, y la mejor compañía: mis cuatro hijos y uno de mis yernos.
Empezamos saliendo de Vic dirección Ripoll por la C-17.
En Manlleu nos desviamos y cogemos la C-37 dirección Olot.
Salimos en Sant Andreu de la Vola. A los pocos metros de esta salida, a mano izquierda, hay una gran masía que es un restaurante, "Can Piguellem". Entramos y aparcamos ahí el coche.

Can Piguellem, el restaurante donde podremos
aparcar cómodamente el coche.
Salimos del aparcamiento hacia la carretera y, frente la masía, un poco a la derecha, empieza una pista asfaltada en pendiente ascendente con un cartel que anuncia "camí de Cabrera". Este es el inicio de la ruta.
Este es el inicio de la ruta.

Seguimos la pista foresta que alterna tramos de tierra con tramos asfaltados. Vemos que gran parte del trazado de esta pista forestal está vallado. Es por los rebaños de vacas y caballos que pacen sueltos. Lo que no sé es si está vallado para que no salgan los animales o para evitar que otro tipo de "animales" invada esos pastos... Jejeje...
Vacas por todas partes...

Seguimos avanzando y cruzamos cinco veces la riera del Fornés.

La riera de Fornés, que cruzaremos hasta
cinco veces.

. El paisaje es encantador. La zona está poblada de gran cantidad de robles que, en estas fechas, están perdiendo sus hojas y los montes están cubiertos por una preciosa capa de hojas rojizas.
Una mullida alfombra de hojas rojizas cubría
gran parte de los montes y caminos.

Los contrastes de las diferentes tonalidades de los árboles según su especie, los verdes prados, las rocas de las montañas que se recortan a lo lejos y el azul del cielo de un día radiante, nos ofrecen un espectáculo de colores excepcional.
Llegamos a un cruce. Aquí es donde empieza la ruta circular. Tanto si vamos en una dirección como si vamos en otra, al final volveremos a este mismo punto.
Punto de inicio de la ruta circular.

Nosotros tomamos el camino de la derecha. La ascensión por este lado es mucho más suave ya que se realiza por pista forestal en buen estado y, por un problema "técnico", una lesión por caída de moto de la que escribe, preferimos que sea el descenso la parte más abrupta y por empinados senderos.
Seguimos la pista de la derecha y llegamos al Mas Güell. Es una gran masía, rodeada de prados y con un buen número de caballos pastando dentro de un cercado.
El Más Güell

Caballos pastando dentro de la finca.

Un poco más adelante encontramos otro cruce. En este caso seguimos el camino que va hacia la izquierda, hacia la collada de Bracons.
Nuevo cruce. A la izquierda, hacia la
collada de Bracons.

Empezamos a ascender por un precioso sendero, rodeados de grandes robles y con el suelo cubierto por una mullida alfombra roja por la gran cantidad de hojas caídas.
A medio camino hacemos un alto para reponer fuerzas.
Reponiendo fuerzas.

A medida que ascendemos podemos contemplar excelentes vistas y no desaprovechamos la ocasión para hacer un montón de fotos. Ya empezamos a parecer japoneses... jejeje...
Casi sin darnos cuenta dejamos de ver robles y nos vemos rodeados de grandes hayas. Nos estamos adentrando en el corazón de la Fageda de la Grevolosa.
Impresionante.
Impresionantes árboles.

Casi no llegamos a ver donde acaban.


Majestuosos árboles de tronco blanco, algunos de ellos tan altos que, vemos donde empiezan, pero es difícil saber donde acaban. Tres de esos enormes y viejos árboles han sido declarados "Árbol Monumental". Y os aseguro que se merece tal calificación.
También vemos que se han colocado gran número de cajas de madera colgando de los árboles, para que aniden algunas de las muchas especies de aves.
Incluso se ha construido una réplica de una de las muchas carboneras que antaño servían para aprovechar la gran cantidad de leña que produce el bosque.
Carbonera. Sólo falta prender fuego...

Poco a poco vamos saliendo del hayedo y volvemos a estar rodeados de robles y gran cantidad de matorral, sobretodo inmensos arbustos de bojes.
De pronto el camino da un brusco giro a la izquierda y empezamos a descender rápidamente.
Entre robles, bojes y avellanos, llegamos a Sant Nazari, una antigua ermita restaurada y en la que se ha instalado una pequeña zona de pic-nic, con un par de mesas y bancos.
Fachada de Sant Nazari

Hermita de Sant Nazari

Allí paramos a comer, que nuestros cuerpos no viven del aire...
Con las pilas cargadas, seguimos con el descenso. En algunos tramos la pendiente es tan pronunciada que se han adecuado escalones con travesaños de madera para hacerlos un poco más asequibles.
Empinado sendero con escalones de madera.

Y entre risas, foto-foto y el placer de descubrir rincones de sorprendente belleza a cada paso, llegamos al cruce en el que habíamos empezado la ruta circular.
El día se acaba y toca volver a casa.

Volvemos a pasar por el Mas Güell, cruzamos la riera del Fornés 5 veces, admiramos las grandes vacas que nos miran con cara de pocos amigos y que parecen estar por todas partes, y llegamos al punto de partida, a la carretera y al restaurante "Can Piguellem".
Ahora sólo queda regresar a casa.
Pero no volvemos solos. El recuerdo de todo lo visto y las sensaciones vividas nos acompañan durante todo el viaje.
Y el recuerdo de un día inolvidable perdurará durante mucho tiempo en nuestros corazones.


jueves, 7 de noviembre de 2013

TRES TURONS. de la Urbanización Más Gabana a la cima de Montalt.

Ruta realizada el 26 de octubre de 2013
Más que una ruta, una mini ruta. Poco más de 4 km. Pero lo mejor de todo fue la aventura y el apuro que pasamos durante el retorno, puesto que se nos hizo de noche y un buen tramo en muy mal estado lo hicimos a oscuras y sin linternas.
Esta no fue una ruta planeada. Después de una comida familiar, nos apetecía dar una vuelta, "para bajar la comida..."
Al tiempo que uno decía "subimos a ese cerro", otro decía "a que no tienes valor...", y así empezó todo. Sin pensarlo dos veces, dicho y hecho.

Nuestro objetivo. Els Tres Turons.

En un coche nos situamos en el punto de partida, la Urbanización Más Gabana, al pié dels Tres Turons, en Arenys de Munt.
Cuatro alocados aventureros: mi hermana y su marido, mi hermano y yo.

De cháchara....

Empezamos a las 4'30 de la tarde y el objetivo era llegar a la cima del Montalt. " 2 km de subida y otros 2 km de bajada. Casi insignificante. Peeeero.....
Dejamos el coche en la urbanización y tomamos el sendero que conduce al Corral, una vieja masía abandonada.
Este tramo de la ruta es precioso. No es pista forestal, es sendero, en muchos tramos con grandes rocas, y pasa por en medio de un bosque de encinas muy típico de la zona.

Senderos de gran belleza

Grandes obstáculos en el camino...

Ya aquí nos entretuvimos bastante rato admirando la belleza del lugar, haciendo fotos y bromeando.

Este es el tramo en peor estado. Y es
el que hicimos a oscuras...

Llegamos a la pista forestal que lleva al Corral y también nos entretuvimos fotografiando esa vieja masía y todo lo que se nos ponía a tiro de cámara.

El Corral. Masía abandonada.

Seguimos adelante, ahora por pista forestal y guiados por mi hermano, gran conocedor de la zona, hasta la "Pedra de la Ferradura"

"Pedra de la Ferradura". Aquí hay un cruce de caminos bien señalizado.

Y de allí empezamos a tomar otro sendero hacia la cima del turó de Montalt.

Curiosidades...

Este último tramo era un poco más duro, ascendía en fuerte pendiente esquivando árboles y grandes piedras hacia la cima.
Y por fin, ¡la cima!

Los tres hermanos en la cima del turó de Montalt.

Me sorprendió por la cantidad de cosas curiosas que había en este reducido lugar.
Por un lado, el vértice geodésico. Eso ya es normal.
Por otro lado, un buzón de correos colgado en un soporte. La de bromas que hicimos referentes al pobre cartero que supuestamente tiene que subir a dejar la correspondencia... Pero no. No era para las cartas. En su interior había una libreta y bolígrafos. También muy normal en muchas cimas, para que los que allí llegan puedan dar su testimonio, como hicimos nosotros.

El buzón, con la libreta en su interior.

Lo que ya me acabó de sorprender del todo fue la gran cantidad de belenes que había por todas partes. Llegué a contar más de diez, de todos los estilos y el los rincones más insólitos. Un par de ellos habían sido colocados en el interior de unas botas de montañismo, otros en rincones de las rocas, algunos colgados de los árboles... Realmente ingenioso y sorprendente.

Belenes por todas partes.

Algunos de ellos bien curiosos.

También aquí nos estuvimos un buen rato, haciendo fotos, comentando todo lo que veíamos, dejando nuestro testimonio en la libreta...
Lo único que no pudimos hacer fue admirar las vistas que desde este punto deberíamos haber podido admirar de no ser por una espesa niebla que lo envolvía todo.
Y entre bromas y risas no nos dimos cuenta de que ya eran las 6'30 de la tarde y estaba oscureciendo.
Angustiados y conscientes de lo esto suponía iniciamos el camino de descenso.

Y la noche empezó a caer sobre nosotros....

El primer tramo, un sendero en fuerte pendiente descendiente a traves del bosque, lleno de árboles, raíces y piedras. Por aquí, al ir por el bosque, la visión ya era bastante reducida, pero lo salvamos bastante bien.
Luego la pista forestal hasta el Corral, la vieja masía. Ancha, en buen estado y sin mucha complicación, pero cayendo la noche sobre nosotros a toda velocidad.
Y quedaba el tercer tramo. El más difícil por su mal estado y ahora más complicado por la total ausencia de luz.
De uno en uno, arrastrando los pies para no tropezar y rompernos la crisma en alguna de sus grandes piedras y desniveles, abordamos el camino.

Gracias al buen olfato de mi hermano no nos perdimos.

No llevábamos linternas, y tuvimos que alumbrarnos con la escasa luz de los móviles.
Pero lo conseguimos. Angustiados y con miedo a una caída, pero con valor y ayudándonos unos a otros, llegamos sanos y salvos al coche.
Tampoco había otra opción. O eso o.... Pasar allí la noche, rodeados de jabalís....
A pesar del susto, disfruté mucho en esta ruta. Y es que un poco de emoción nunca viene mal. A parte de que el paisaje y todo lo que vimos, compensaron el esfuerzo.
Ahora sé que tengo que meter otra cosa en mi mochila...¡una linterna! Por si las moscas....